𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 9

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Mew respiró hondo varias veces. Tenía que regular su respiración, conseguir controlarse si tenía alguna posibilidad de ganar esta lucha. Infierno, en este punto sólo esperaba salir de ella de una pieza. Le importaba un bledo ganar.

Desafortunadamente, sabía lo que pasaría si perdía. Drake lo había dejado más que claro. Si Mew perdía, uno o ambos de sus compañeros estarían obligados a pagar. Eso más o menos significaba que perder no era una opción. Mew aún no podía entender cómo se había mezclado con Drake la Serpiente, como a Mew le gustaba referirse a él. 

Drake Ramono, empresario de las masas o traidor. Cualquier descripción encajaba, por lo que a Mew se refería. Una pequeña pelea por dinero, hace cinco años y Drake había controlado su vida desde entonces.

Si Mew se negaba a comparecer o luchar, Drake amenazaba la vida de Kao. Y ahora, estaba amenazando la vida de Gulf, también. Mew no tenía otra opción. No importa cuánto lo intentara, no podía vigilar a Kao y a Gulf las veinticuatro horas del día. Drake o uno de sus secuaces llegarían a ellos con el tiempo y Mew no podía permitir eso. Así pues, se quedó de pie en medio de algún campo en el centro de ninguna parte, esperando a pelear con un pobre tonto que Drake había desenterrado.

El oponente de Mew creería que tenía la oportunidad de golpearlo, pero Mew pensaba diferente. Si Mew no ganaba, y Drake no ganaba montones de dinero, Kao y Gulf pagarían. 

De cualquier manera, que fuera, Kao y Gulf pagarían.

Si Mew no luchaba, Kao y Gulf se verían perjudicados. Mew no podía conseguir un descanso.

-¿Estás listo?

Mew miró a Drake. Quería hacer papilla al hombre rastrero. Sabía que el deseo se mostraba en sus ojos cuando Drake dio un paso hacia atrás. -¿Recuerdas lo que dije, Drake? Esta es la última vez. No voy a pelear más.

-Ah, ya recuerdo. Esta será la última vez que luches. He oído fuerte y claro.

Mew inclinó ligeramente la cabeza mientras miraba a Drake. Algo andaba mal, pero maldita sea si Mew podía entenderlo. Drake estaba tramando algo. Se había dado por vencido demasiado fácil, sobre todo para alguien que había mantenido a Mew a raya durante los últimos cinco años.

-Gana este último partido, vence a este último rival, y eres libre de irte. Pierde, y seguirás luchando para mí hasta que yo diga lo contrario, - dijo Drake, con una mueca en su rostro -. Quiero a este oponente destruido.

-No estuve de acuerdo con eso. Dije una última pelea. Yo no he dicho nada de seguir luchando, si pierdo esta noche -gruñó Mew.

-Pero lo harás, -dijo Drake. Levantó una mano llena de dinero en efectivo -. Lucha esta última pelea para mí, Mew, y puedes marcharte libre y tranquilo. Yo nunca te volveré a molestar. Pero recuerda, tienes que ganar. Tengo un montón de dinero en juego en este combate. Si pierdes...

Mew tomó una respiración profunda, conteniéndose de llegar al cuello de Drake. Sus dedos picaban con la necesidad de envolver alrededor su pequeño cuello escuálido. -Está bien. Voy a pelear esta última pelea, y ganar. Entonces ya he terminado. ¿Está claro?

-Como el cristal.

 A Mew aún no le gustaba la mirada socarrona en la cara de Drake. Estaba tramando algo. Mew simplemente no podía entender por qué. Francamente, no le importaba. Sólo quería acabar con esta pelea así podía ir a casa con Kao y Gulf. Tenía algo servil que hacer al menos. Muchas disculpas que pedir también. Mew sólo esperaba que una vez que explicara las cosas a Kao y a Gulf le perdonarían y le permitirían ser parte de sus vidas.

-Vamos a terminar con esto, Drake.

-Por todos los medios. Entra en el círculo y conoce a tu oponente -Drake dijo-. Y recuerda, espero que ganes. Demonios, ni si quiera importa si matas al hombre en esta ocasión. Sin duda, nos haría a ambos nuestra vida más fácil.

𝓢𝓣𝓞𝓛𝓔𝓝 𝓦𝓘𝓢𝓗𝓔𝓢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora