𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 4

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Mew miró hacia otro lado de la ventana cuando oyó un golpe en la puerta. Tal vez si lo ignorara, la persona se fuera. Realmente no quería hablar con nadie. Sólo quería enterrar su cabeza bajo la almohada y fingir que las últimas horas no habían sucedido. Pero por mucho que quisiera que se fueran, no creía que nunca olvidara la cara de Kao cuando se enfrentó a él. 

Kao había estado tan enojado, y con razón. Mew había despachado a su compañero. No había dado ni siquiera tiempo a Gulf a explicarse, sólo le gritó que se fuera.

Mew se imaginó que tanto Kao como Gulf estaban muy enojados con él. Luego, tener a Kao acusándole de quitarle todo... Mew sabía que Kao se refería a algo más que su demanda de que Gulf se marchara. Estaba hablando acerca de sus viajes semanales a la ciudad. En un principio, había sólo parecía más fácil dejar que Kao pensara que estaba siendo libre y liberaba sus afectos. Sabía que le dolía a Kao cada vez que salía, pero al menos lo mantenía a salvo y con vida.

 Si Kao descubría la verdad, Mew no tenía duda alguna de que Kao trataría de luchar por él, y perdería. No, era mejor permitir que Kao siguiera creyendo que iba a la ciudad cada semana para tontear, que supiera la verdad. Mew no sabía si podía seguir viendo el dolor y la pena en la cara de Kao cada vez que se iba. Por mucho que supiera que hacía daño a Kao, eso casi lo estaba destruyendo. 

El que Gulf estuviera aquí en casa solo puso de manifiesto el hecho de manera vengativa. Cuando les había encontrado acurrucados en la cama, Kao parecía tan tranquilo, tan feliz. Más de lo que le había visto en mucho tiempo. Mew sabía que era obra suya, pero todavía no podía dejar de sentir resentimiento. 

Quería que Kao se sintiera de esa manera con él. Al principio lo tenía, pero con el tiempo esa mirada feliz se había ido lentamente. A duras penas había visto sonreír a Kao más, y mucho menos reír. Se sorprendería si Kao incluso hablaba con él de nuevo después de todo esto.

—Mew, maldita sea, sé que estás ahí. Abre esta puerta.

—Supongo que eso contestaba a esa pregunta. Mew rápidamente se limpió las lágrimas que se formaron en los ojos y se levantó hasta cruzar la habitación y abrir la puerta. Si Kao necesitaba entrar y gritarle, ¿realmente tenía opción de decirle que no? Volvió a pararse junto a la ventana, su mirada yendo hacia los campos y los árboles más allá. No sabía si sería capaz de ver a Kao mientras le gritaba y le decía lo horrible que era como pareja. Él ya lo sabía. Vio por el rabillo de su ojo cómo Kao abrió la puerta y caminó dentro. Frunció el ceño, mirando hacia atrás por la ventana.

Kao parecía cansado y un poco preocupado. 

Mew se preguntó sobre qué tenía que ser aprensivo. Él no era el que estaba a punto de entregar su cabeza.

—Tenemos que hablar, Mew, —dijo Kao, cuando él mismo se acomodó en el lado de la cama.

—No hay nada de qué hablar. He reclamado a Gulf, así que nada le sucederá. Lo haré otra vez cuando me necesite y no le pediré nada a cambio —respondió Mew en voz baja.

—No se trata de Gulf. Se trata de ti y de mí. Tenemos que hablar acerca de nosotros, Mew. —dijo Kao en el mismo tono de voz, y dobló las manos juntas en su regazo.

Mew hizo una mueca. Sí, había estado esperando esta conversación. Sabía que Kao no aguantaría su comportamiento para siempre. Sin embargo, por alguna razón, había pensado que tendría más tiempo antes de que tuviera que dejar a Kao. Por supuesto, ahora que Kao tenía a Gulf, no era necesario soportar a Mew nunca más. Tenía a alguien más a quien amar, alguien más a quien dar su amor. 

Mew ya no era necesario, excepto para cada par de días cuando Gulf necesitara ser reclamado de nuevo. Mew consideró brevemente mantener eso sobre la cabeza de Kao. Ese pensamiento duró sólo unos dos segundos antes de que lo desestimara. No importa cuánto iba a herir escuchar a Kao decirle adiós, nunca podría hacerle eso a él. Si Gulf hacía feliz a Kao, que así fuera. Mew haría todo lo posible en su poder para asegurarse de que permaneciera.

𝓢𝓣𝓞𝓛𝓔𝓝 𝓦𝓘𝓢𝓗𝓔𝓢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora