diez

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jay no se sorprendió al aparcar frente a la plaza de la zona donde vivía jungwon, en uno de los distritos del sur de la ciudad. más de sorprendió el no haber pensado que su amigo se podría encontrar ahí

bajó del auto cerrándolo con un clic y subiéndose el cierre de su sudadera, guardando las llaves en su bolsillo junto a su teléfono. pasándose una mano por el cabello rubio, caminó hacia la plaza poco concurrida, en busca de su amigo entre las bancas

no le tardó demasiado, la plaza no era grande y jungwon destacaba por su ropa tono pastel, no le costó nada encontrarlo dándole la espalda en una de las bancas

jay se quedó un par de pasos detrás, sin decir nada, empujando la punta de su lengua contra su mejilla mientras intentaba darse fuerzas. quería darse vuelta y huir a los brazos de jake en este momento, y sabía que sonaba cobarde, pero jay realmente evitaba este tipo de situaciones cuando intuía que saldrían mal o lo acorralarían a una situación incomoda, y eso era lo que más evitaba en el mundo. por tal razón ahora mismo estaba pensando seriamente en llamar a jake para ir a buscarte y fundirse en sus brazos porqué se sentía cómo en casa

negó con la cabeza, y suspirando, se acercó los cortos pasos que le separaban de jungwon, cruzando por un costado de la banca y llamándo la atención del pelinegro antes de desplomarse en un extremo, sin mirarle

ambos se sumieron en un silencio totalmente incómodo, jay no había volteado a ver a jungwon, pero le pudo ver sobresaltandose con su llegada y escaneándole de pies a cabeza mientras él no tenía la valentía para girarse hacia jungwon

más sin embargo, jungwon no le dijo nada, esas pestañas del pelinegro no se escapaban de su figura, como a la espera de que dijera algo, y jay esperaba lo mismo, aunque dándose cuenta ahora, era ridículo esperar algo de jungwon cuando fue él mismo que pidió verlo, y que en realidad jungwon debía estar esperando por él y lo que sea que fuese a decir

— sé que te gusto — soltó sin más, sorprendiendose a si mismo y a jungwon a la vez, quien se quedó en blanco y palideció

jay no volteó a verlo, tragando saliva al notar que jungwon estaba más tieso que una roca. no podía hacerle frente a una situación así porque no estaba preparado y no podía ver mal a jungwon, pero este se quedó quedó silencio por al menos dos minutos, haciendo sudar aún más las manos de jay

— fue heeseung, ¿cierto? — susurró el de hoyuelos, con voz estable, jay solo asintió

abrió los ojos con espanto cuando jungwon se levantó de golpe de la banca hecho una furia

— ese maldito imbécil — masculló, comenzando a caminar con el rostro volviéndose rojo de la ira. y jay se levantó entre confundido y asustado por su amigo — ¡me las va a pagar! ¡lee heeseung hijo de puta, de mi no te escapas! — comenzó a gritar, con las manos apretadas en puños

— ¡jungwon! — jay se alarmó, alcanzando a jungwon en un par de pasos y colocandose frente a él para detenerlo. pero apenas tocó al pelinegro, este chilló en su cara y se alejó de su tacto

— ¡sueltame! ¡tengo que patear a heeseung por traidor! — jay intento sujetar los brazos de jungwon, pero este se escurrió por su costado e intentó correr lejos de él

— ¡jungwon! — jay gritó, llevandose las manos a su cabello para tiroteado antes de comenzar a correr detrás de un insolente jungwon en busca de heeseung, y cuando volvió a alcanzarlo, lo sujeto por la cintura y arrastro

— ¡dejame ir a buscar a ese traidor infeliz de mierda! — el pelinegro pataleó, intentando removerse de los brazos de jay aún con el rostro rojo

— ¡calmate wonie! — jay zarandeó un poco el cuerpo, cerrando los ojos con fuerza — ¡necesito hablar contigo, luego puedes ir a hacer picadillo a heeseung si quieres!

乘 kindergarten boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora