C: 4 - EL DILEMA DE RON

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Hogwarts-




-Apenas había pasado la primer semana en aquel mágico castillo, mientras loa nuevos estudiantes iniciaban a buscar y encontrar sus nuevas rutinas dentro de Hogwarts, los que solo habían cursado un año más, volvieron a sus rutinas, entre ellos un grupo de cuatro niños de segundo año de Gryffindor.

Hermione Granger, como siempre, volvía a la biblioteca, saludando a Madame Pince en el transcurso de entrada y despidiéndose de la bibliotecaria al final del día. Siempre la encontraban allá;

Harry Potter era otro caso, debía entrenar ese año con los demás chicos que querían hacer sus pruebas para entrar al equipo de quidditch de Gryffindor, que el año anterior, Mcgonagall lo hubiera reclutado y prácticamente metido al equipo después de verlo atrapar una recordados el año anterior, no le garantizaba el mismo puesto ese año, aunque contaba con que Oliver Wood lo tuviera en la mira como posible candidato, al final de cuentas, atrapó la snitch dorada el año escolar anterior, dándole la victoria a la casa de Gódric Gryffindor... eso no cualquiera lo hacía;

Rossaline por otro lado, se la pasaba entre el invernadero, para aprender sobre herbolaria junto a Neville Longbottom, y la biblioteca, con la excusa de buscar libros que siguieran fomentando su conocimiento, claro, porque al final del día, iba hacia la pequeña castaña con el propósito de que "le ayudara a estudiar".

Y al final, teníamos a Ron Weasley, quien al final del día, se la pasaba acompañando a su mejor amigo, Harry Potter, a entrenar quidditch. Al pelirrojo le encantaba ese deporte, esperaba ser un primero, o mínimo levantar él, algún día, la copa del campeonato de quidditch de Hogwarts. Aun así, el pelirrojo se la pasaba comiendo hasta saciarse en las tres comidas al día, decía que nunca era suficiente tener solo tres, que debían haber al menos cinco, si se podía, una para cada hora.

Pero aún así, aquella mañana, mientras terminaba de guardar sus cosas en su mochila, al finalizar su clase de Historia de la Magía con el profesor Binns, del otro lado del castillo, en el invernadero dos, los alumnos de sexto año reían divertidos al ver a Percy Weasley con la frente pintada con tinta mágica.

¿El causante de aquello? Era nada más y nada menos que Hugo Blake; aquel azabache que había escrito "Cabeza de chorlito", en la frente del pelirrojo, quien ni siquiera pudo darse cuenta, gracias al extremo cuidado que el Slytherin tuvo al garabatear con su varita y a la distancia donde se encontraban.

Quizás a veces a Hugo no le agradaba compartir clases con los Gryffindor, pero debía admitir, que molestar a Percy Weasley era una de sus actividades diarias favoritas, y que sin duda, un día sin hacer de las suyas al amargado pelirrojo, sería como la peor tragedia que pudiera pasarle.

La profesora Sprout, al escuchar todo el conflicto que sus alumnos mayores tenían, llegó al rescate, metiéndose entre la multitud de estudiantes de las cuatro casas, que reían a carcajadas, hasta llegar en medio de todos, donde encontró a Marcus Flint alentando a Hugo, quien sonreía con malicia mientras veía a Percy, quien estaba del otro lado, siendo sujetado por Oliver Wood.

Los cuatro jóvenes, al ver a la profesora, se sorprendieron-

Marcus: Más vale decir que aquí corrió, que aquí murió. -susurró, antes de retroceder tres pasos para intentar huir-

Sprout: Ya lo vi, señor Flint. No intenté salirse de esta. -lo reprendió de inmediato-

Marcus: No soy yo, es Patricia a la que ve, profesora Sprout. -expresó sonriendo-

Hugo: Profesora...

Sprout: Y usted, Señor Blake, ya habíamos hablado sobre armar una pelea en mis invernaderos. -lo miró mal- La última vez pasaron cuatro meses hasta que el olor a pus de mandrágora se fue por completo...

BLAKE  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora