Viaje a Italia

La confesión

Los días fueron pasando y mi amistad tanto con los chicos como con Piero fue haciéndose más fuerte.

Piero y yo seguíamos con ese tipo de relación que no llegaba a tonteo pero tampoco era nada, aunque ninguno de los dos sabíamos muy bien que era lo que ocurría, pero decidimos dejarlo fluir.

La verdad es que comenzaba a sentir cosas por Piero. Me estaba tratando muy bien y cada cosa que conocía de él hacía que me acercase aún más a él, y eso en cierto modo me gustaba.

NARRA PIERO:

Pasadas un par de semanas, me levanté temprano para desayunar, ya que hoy le tocaba a Rebeca ir al médico a que le revisaran el hombro para que pudieran quitarle el cabestrillo y ayer le dije que la llevaría yo.

Así que una vez desayunado, me puse unos pantalones cortos negros y una camiseta negra y cogí lo necesario para ir a buscarla a su casa.

PIERO: buenos días bella -le saludé una vez que me abrió la puerta-.

REBECA: buenos días -respondió acercándose para inclinarse a darme un beso en la mejilla-. Cojo el móvil y ya estoy.

Por suerte, cuando estábamos en el hospital, le dieron el alta y le dieron permiso para irse a casa ya sin el cabestrillo, así que esto había que cerebrarlo.

PIERO: ¿te apetece hacer algo?.

REBECA: claro -contestó alegre-.

PIERO: ¿conoces Taormina? -le pregunté entusiasmado, era una ciudad muy bella para visitar-.

REBECA: la verdad es que no, sólo la he visto en vuestros vídeos.

Y así, pasamos casi todo el día, visitando Taormina. Sus sitios más bellos, uno de los restaurantes donde mejor se come y paseando por sus hermosas calles. Hasta que se acabó haciendo de noche y a las 9 empezó a refrescar.

Cuando íbamos en el camino de vuelta en coche, recibí una llamada de Gianluca y lo puse en altavoz.

GIANLUCA: ciao hermano! ¿Dónde estás?.

PIERO: ciao Gian, volviendo de visitar Taormina con Rebeca, ¿porqué?.

GIANLUCA: ¿os apetece cenar con Ignazio y conmigo en el restaurante donde fuimos a comer con Verónica y Matilde?.

Al oír estos nombres suspiré. Matilde era la ex de Gianluca y Verónica es la mía. La que estaba conmigo solo por dinero y sexo.

GIANLUCA: -al notar el silencio por mi parte, entendió- lo siento.

PIERO: no te preocupes -dije sin más. Miré a Rebeca, quién me dirigió una sonrisa tímida y contesté-, todo está bien.

El dolor que Verónica me dejó por todo el daño que me hizo, Rebeca lo sanaba con lo más mínimo que hiciese. Por eso desde que me juntaba con ella me sentía tan bien.

GIANLUCA: bueno, entonces voy a hacer reserva para cuatro, ¿a qué hora?.

PIERO: ¿22:30?.

GIANLUCA: genial, allí nos vemos.

Nos despedimos de él y seguimos en camino. Cuando llegamos eran las 9 y media y fuimos a cambiarnos cada uno a su casa.

NARRA REBECA:

Me dí una ducha y me puse unos jeans pegados negros y un top de tirantes blanco.

Pensé que iba muy poco arreglada para la cena, pero la verdad es que no se me ocurría otra cosa que pudiera llevar, ya que no quería ir ni muy mucho ni muy poco.

Así que una vez arreglada, me puse a ver las redes sociales hasta que llegase Piero, quien no tardo mucho en llegar.

PIERO: estás bellísima -dijo cuando me abrí la puerta-.

El iba con un pantalón gris largo y una camisa azul.

REBECA: tú también -dije mientras me acercaba a él a desabrocharle un par de botones de arriba de la camisa-, pero así mejor.

Se acercó con una sonrisa de lado y dejó un beso en mi frente.

PIERO: ¿todo listo?.

REBECA: sí vámonos.

Fuimos al restaurante y nis dirigimos a la mesa donde divisamos a los chicos, quienes me saludaron con dos besos.

GIANLUCA: ¿te ha gustado Taormina, Rebeca?.

REBECA: -miré a Piero y sonreí- me ha encantado.

IGNAZIO: oye, ustedes están de tonteo, ¿verdad?.

Miré a Piero y él repitió el mismo gesto que yo, quizás ambos esperando a que el otro contestase.

Me acarició la mano por debajo de la mesa y entonces supe que debía responder algo.

REBECA: digámoslo así -contesté afirmandolo indirectamente-.

Los chicos nos miraron sonrientes y nos dieron buenas palabras dándonos a entender que estaba bien que todo fuese a su ritmo y que nos apoyarían en todo lo que hiciésemos.

NARRA PIERO:

Me puse contento de alguna forma al ver la respuesta que Rebeca le dió a los chicos.

Yo llevaba ya un tiempo sintiendo cosas por ella que cada vez se iban haciendo más grandes y por una parte eso me gustaba, ya que veía que ella también sentía cosas.
Esas sonrisas que nos echábamos sin decirnos nada decían más que cualquier palabra que pudiéramos soltar.

Después de un rato de cena, Rebeca se levantó y fue al baño, dejándonos solos en la mesa.

IGNAZIO: tío, ¿cómo así que estáis de tonteo?¿cómo surgió?.

GIANLUCA: se les notaba desde el primer día que llegarían a tener algo -dijo mientras le daba un trago al vino-.

IGNAZIO: la verdad es que se te ve más contento desde que pasas tiempo con ella.

No sabía que se notaba tanto, pero esque era así. Rebeca y yo podríamos estar al borde de comenzar algo muy bonito, y porqué no, yo quería que fuese así.

PIERO: Rebeca me gusta, y creo que dentro de poco podríamos formalizar una relación. Me siento bien con ella y me trata bien, yo no pido más para una relación de hoy día.

Poco después Rebeca llegó y terminamos de cenar.

IGNAZIO: acordaos de que mañana empezamos a grabar de nuevo chicos.

Agh, mierda.
No lo recordaba, tenía pensado hacer planes para mañana.

GIANLUCA: Rebeca, deberías venir con nosotros al estudio -le aconsejó-. Si no tienes nada que hacer, claro.

NARRA REBECA:

Cuando Gianluca me dijo esto me sorprendió un poco, no me imaginé que en ningún momento quisieran invitarme a acompañarles en el trabajo.

REBECA: vale.

Noté la mirada de Piero sobre mí, así que me giré a verle y le dediqué una sonrisa. Quizás él quería también que le acompañase.

IGNAZIO: aún así, ¿os apetece que vayamos a alguna disco?. Tengo ganas de bailar -dijo mientras Gianluca soltó una risa-.

Nosotros asentimos sabiendo que mañana tendríamos que madrugar y esto podría causarnos malestar, pero aún así, nos dirigimos a un bar de ambiente de la zona.