Hoy era el día, volvía al mismo colegio al que iba todos los años, pero este era el primer día del último año. Un año que me aterra, tantas decisiones, tantas responsabilidades... sinceramente no sería tan duro si mi madre estuviera aquí. Todo el mundo espera que lo haya superado, que dos años después no debe seguirme doliendo, pero lo hace.
Cuando me despierto a las 7 de la mañana solo puedo pensar en faltar, y casi lo hago, pero los gritos de mis hermanos son demasiado molestos.
– ¡Ya es 17 de septiembre! ¿Preparada para este increíble año? – dice Liam cuando entra a mi habitación, no puedo evitar mirarlo con mala cara – Venga hermanita, yo ya pasé por ahí y mira, sigo cuerdo.
Liam es mi hermano mayor, solo me lleva 1 año y ya se cree un abuelo. A pesar de ser un pesado y sarcástico, del cual ya estoy harta, le quiero un montón.
Le tiro un cojín para que se vaya de mi habitación. Objetivo conseguido.
La paz dura poco cuando mi padre sube a asegurarse de que me estoy preparando, lo que no está pasando.
– Eda ya se que las mañanas no son lo tuyo pero deberías levantarte.
Es el único que me trata con esa dulzura, sigue preocupándose por mi a pesar de que él también la haya perdido.
– Papá, prometo levantarme en 5 minutos, solo déjame cerrar un rato mas los ojos.
Esos 5 minutos se convierten en 10, y eso ya hace que baje corriendo las escaleras de mi casa y me coja una tostada para ir comiendola de camino a clase.
– ¡Chao chao! – grito antes de cerrar la puerta.
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Lo sé, lo sé, un poco corto, pero esto solo es el principio.
Ya podéis ver un poco como es la familia de nuestra querida Eda, y poco a poco os adentraréis en su interior y, lo más probable, os identificaréis en diferentes aspectos con ella.
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Simplemente yo
Teen FictionDesde la muerte de mi madre todo se había vuelto oscuro, nada era lo mismo. Es verdad que ya habían pasado 2 años, y todo el mundo volvía a estar como siempre, pero para mi era imposible. O eso pensaba, hasta que en aquella cafetería conocí a mi luz...
