Es el primer lunes de instituto después de la fiesta. Llevo todo el fin de semana en mi casa, encerrada en mi habitación leyendo, intentando evadir todos mis pensamientos.
Se acerca el cumple de mi madre, en concreto es mañana, y suelen ser fechas difíciles. Si que es verdad que ya no falto a clase, pero me protejo con un caparazón de mal humor.
Mis amigas saben como soy, y lo más probable es que sea un día relajado en el cual seré una simple espectadora.
Me levanto y me visto mas lento de lo usual. Bajo, bebo un vaso de agua y me despido con cariño de mi padre, mis hermanos seguirían durmiendo.
De camino a clase voy escuchando To build a home de The Cinematic Orchestra. Hace buen día, sin embargo eso no me anima en absoluto.
Cuando llegó a clase no hay nadie, he llegado la primera. No me sorprende, hoy me desperté antes de que sonara el despertador. Ahora solo necesito silencio, paz, aunque poco dura cuando entra un grupo de chicas charlando.
La clase se llena con rapidez, y no me doy cuenta de mi nuevo compañero de mesa hasta que escucho su silla arrastrarse.
– Sabes que puedes moverla sin hacer ruido ¿No? – digo sin levantar la vista.
– Así que, eres igual de rara por las mañanas, lo anotaré – dice una voz demasiado familiar para mi gusto.
Levanto la mirada con el ceño fruncido. Algo que, al parecer, es divertido para él.
– No me mires así, bicho raro, solo estoy intentando ser amable.
– Mejor no lo intentes, no se te da bien – digo de mala gana mientras pongo los ojos en blanco.
No le da tiempo a responder cuando la profesora de economía, Inma, entra en clase. Aunque no me haya girado a verlo, se que se ha reído de mi comentario, y no puedo evitar cabrearme más.
La clase se pasa rápido, sobretodo porque llevo toda la clase dibujando ojos en un papel. Suena el timbre y estoy dispuesta a levantarme, pero una mano me tira del brazo.
– Ey, que te he visto distraída – dice Lucas entre risas – puedes coger mis apuntes – y me ofrece su otra mano con un par de folios llenos de palabras y gráficas.
– Gracias, pero no... – pero no me da tiempo a terminar.
– Genial, todos tuyos. Me tengo que ir, adiós – deja los apuntes en la mesa y se va.
Los recojo y los guardo en mi bolso.
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La hora de la comida se hace un poco pesada, o por lo menos lo era hasta que sacaron el tema de mi pequeña, muy pequeña, borrachera.Claro que sí, fue MUY pequeña. Por eso no te acuerdas de nada de las últimas horas de la noche ¿No?
Bueno, como estaba diciendo, debía defenderme, porque eso de que me echen la bronca no me gusta nada.
– ¡No iba tan mal! Solo que me quise divertir un poco...
– Claro que sí, siempre eres igual, siempre me estropeas las fiestas... – me lleva la contraria Siena – Si no es porque te emborrachas, es porque estas triste o mierdas así.
– Siena cállate – me defiende Bea. Pero, prefiero terminar esa discusión cuanto antes.
– No pasa nada Bea – sonrio para calmar un poco la situación – y lo siento Siena. Ahora, tengo que irme, me olvidé una cosa en clase. Nos vemos chicas.
Me levanto, lo más tranquila que puedo y me voy.
– Siena, sabes que son fechas difíciles para ella. ¿Podrías dejar de ser tan egocéntrica por una vez? – escucho decir a Bea mientras salgo del comedor.
Una vez me escaqueo de varios profesores que vigilan los pasillos, llego al baño. No hay nadie, perfecto.
Entro en el primer cubículo que hay, me siento y respiro profundamente. Llevo 5 minutos sentada, simplemente respirando con profundidad, mirando a la nada, cuando empiezo a ver borroso.
El sentimiento de soledad llega sin previo aviso y hace que lágrimas caigan por mi rostro. Limpio la primera, con esperanza de que sea la última, pero no es así.
Sin darme cuenta, debo de llevar 25 minutos aquí, reformulando una y otra vez las mismas preguntas, siempre sin respuesta.
" ¿Qué hago mal?" "¿Cómo acabó siempre en la misma situación?" "¿Cómo es posible que un comentario me hunde con tal facilidad?" "¿No soy buena amiga, buena hija, buena hermana...?"
No puedo seguir aquí, así que decido empezar a controlar mi respiración. Me lleva un rato llegar a un ritmo medianamente normal. Mis lágrimas cesan y cierro los ojos apoyando la cabeza en la pared.
– Recuerda, todo está bien, ya ha pasado... – digo en voz alta.
Cuando ya me noto más tranquila salgo del baño, me lavo la cara con agua fría. Después me miro en el espejo, sonrío, y salgo del baño.
Solo me quedaba una hora de Educación Física, la cual me salté por " mal estar general".
Llego a casa y está vacía, y lo va a estar toda la noche. Subo a mi habitación y me paso el resto de la tarde viendo una serie.
Son las 23:50 y me pongo una sudadera para abrigarme. Salgo al jardín trasero, con mi móvil y una manta.
Pongo Next to me de Imagine Dragons y espero, cuando veo la hora, 0:00, miro a las estrellas y susurro:
– Felicidades mamá.
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Siento que sea tan cortito, pero tengo exámenes esta semana.
Acabáis de descubrir dos cositas: el compañero de sitio de Eda y un poco de el interior de la protagonista.
Espero que no os sintáis identificados, pero, en cualquier caso, si lo hacéis, podéis contar conmigo para lo que sea💗💗💗
Próximo sábado nuevo capítulo.
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Simplemente yo
Novela JuvenilDesde la muerte de mi madre todo se había vuelto oscuro, nada era lo mismo. Es verdad que ya habían pasado 2 años, y todo el mundo volvía a estar como siempre, pero para mi era imposible. O eso pensaba, hasta que en aquella cafetería conocí a mi luz...