Capítulo tres. Heridas

275 31 0
                                    

Piper

Estoy limpiando la herida de Harvey con un pañuelo que he encontrado en mi bolso. Harvey no para de quejarse, y, a decir verdad, he de decir que me estoy estresando mucho.

-¡Ahh! -chilla Harvey.

Tiro el pañuelo sucio encima de Harvey.

-¿Puedes parar de quejarte de una vez?

Harvey me mira y asiente con la cabeza.

-Gracias -digo y retomo mi trabajo.

Cuando me aseguro de que ya no sale más sangre, cojo una crema que tengo en mi bolso y la extiendo por su cuerpo.

-¿Mejor? -pregunto mientras sigo frotando mis manos por su cuerpo.

No obtengo respuesta por su parte y suspiro. Vuelvo a ponerme crema en las manos y se la extiendo otra vez. Entonces siento un agudo dolor de cabeza. Me llevo la mano a la cabeza y cierro fuertemente los ojos. Sacudo la cabeza y sigo con mi trabajo.

-¿Te sigue doliendo?

Sigue sin responder.

-No vas a hablarme, ¿verdad?

Gira la cabeza haciendo que se rompa cualquier contacto visual que estuviéramos manteniendo. Suspiro y me acuesto a su lado. Cojo mi chaqueta y me la llevo encima mío, colocándola como si fuera una manta.

-En ese caso, buenas noches -digo y cierro los ojos.

Vuelvo a sentir ese punzante dolor en la cabeza. Me da un escalofrío. Sin quererlo suelto un gemido de dolor. Noto como Harvey me gira y me encuentro con los preocupados ojos de él.

-Mierda Piper, ¿estás bien? -pregunta con preocupación.

-Ahora sí hablas ¿no? -digo, pero me sale una voz muy ronca.

Todavía me duele la cabeza, y no sé a qué se debe. Cierro los ojos de nuevo y siento un pañuelo con olor a menta en frente. Abro los ojos confundida.

-Estás sangrando -anuncia él.

Frunzo el ceño y llevo mi mano a mi frente. Miro mis dedos y... sí. Definitivamente estoy sangrando. Ésta vez Harvey me acuna entre sus brazos mientras con delicadeza limpia mi herida. Una vez termina, entierro mi cabeza en su cuello, aspirando su aroma y dejándome cuidar.

-Siento haber sido tan grosera antes.

-Y yo tan infantil.

Nos miramos a los ojos y volvemos a abrazarnos. Es lo que ahora mismo necesitamos. Nos separamos y nos sentamos cada uno a un lado. Sabía que esto pasaría. Sabía que no debería haberme montado en el coche. Lo sabía... sabía todo esto. Y ahora aquí estamos. En un coche boca abajo sujetándose por unas simples ramas con nosotros llenos de heridas y sin comunicación alguna.

-¿En qué piensas? -pregunta Harvey acercándose a mí.

Lo miro a los ojos.

-En... nada.

Harvey se hecha a reír. Lo miro confundida. ¿He dicho algo malo?

-¿Qué pasa?

-¿Te das cuenta de lo que acabas de decir? -dice entre carcajadas.

-No. ¿Qué pasa?

-Nada -dice socarrón.

Entonces lo entiendo. He dicho “nada”. Me pongo a reír con él. Y, al poco rato, sin darnos cuenta, nos hemos dormido uno encima del otro, dejando a un lado nuestras preocupaciones.

LOCKED [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora