Bitácora: Un mundo mágico. Los viajes de Hiro Hamada

Preguntas: Miguel Rivera

Era una calurosa tarde de verano, Hiro se encontraba nervioso y algo desconcertado mientras esperaba a que el chico llegara, la manera en la que Miguel había reaccionado fue un poco agresiva y eso lo dejo muy confundido. Según lo que leyó, no le importaba hablar de esa experiencia, es más, hablaba con un tono de orgullo cuando se trataba de eso.

La plaza se empezaba a llenar y la música se hacía presente, veía todo como si sintiera fuera de lugar, no estaba tan acostumbrado a los ambientes así de festivos, principalmente porque no se acercaba mucho a estos.

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16/07/2020

No llevo esperando mucho tiempo y la plaza se ha llenado rápidamente, me pregunto porque reacciono algo a la defensiva, supongo que no le gusta que se lo pregunten todo el rato, pero sigue siendo algo extraño.

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Decidió escribir parte de su bitácora en lo que esperaba, pero solo poco después empezó a escuchar la melodía de una guitarra, así que activo su micrófono y lo primero que escucho fue una voz que cantaba muy animada, así que se acercó a para escuchar mejor.

Vio a Miguel cantando y tocando mientras se movía pro todo el kiosko, los que estaban a su alrededor también seguían la canción mientras tiraba un par de pétalos en el suelo.

- ~ Que bonitos ojos tienes , debajo de esas dos cejas. Debajo de esas dos cejas, que bonitos ojos tienen ~ - le guiñaba el ojo a las muchachas con las que cruzaba miradas, esto para llamar mas la atención y atrapar mas al publico - ~ Ellos me quieren mirar, pero si tu no los dejas. Pero si tu no los dejas, ni si quiera parpadear ~.

Los pétalos que estaban que estaban en el suelo se elevaban y lo comenzaban a seguir, hasta que termino de cantar y tocar os últimos acordes, los pétalos volvieron a caer. Todos aplaudieron por la presentación y el castaño solo hizo una reverencia como agradecimiento, el azabache veía con sombro y confusión, tenia muchas dudas y esperaba pronto poder resolverlas.

- Estoy listo para que me hagas las preguntas - después de unos minutos ambos ya estaban sentados juntos.

- Bueno - saco su libreta y empezó a leer las preguntas una por una - ¿Cómo fue que obtuviste esas habilidades?

- Bueno, es una historia algo larga - se acomodó mejor - Así que presta atención.

Con eso dicho comenzó a relatarle toda la aventura que había vivido aquella vez, como conoció a sus familiares y el cómo estuvo a punto de morir ahí, también sobre que a pocos meses de regresar se dio cuenta de las peculiares habilidades que obtuvo.

- Empecé a cantar en la plaza principal poco a poco, en una de esas presentaciones los demás se dieron cuenta de que las plantas marchitas a mi alrededor regresaban a la vida - acaricio las cuerdas de su guitarra - Eso me asusto al inicio, pero ya me acostumbré. 

- ¿Así de la nada? - pregunto confundido.

- Creo que después de "morir" te acostumbras a cosas así - sonrió - ¿A ti no te ha pasado algo único y extraño?

- Mas o menos - rasco su nuca - Pero estaba relacionado con la ciencia eso.

- ¿Entonces crees que la magia es algo imposible? - dijo el oji-café.

- Solo dudo de su veracidad - se cruzó de brazos.

- Entonces déjame proponerte algo - se acercó demasiado a el - Acompáñame a la tierra de los muertos.

- ¡¿Que?!  - se hizo para atrás - ¿Estás loco?

- Sería interesante, además, no pareces mala apersona, así que puedo confiarte esto - estiro su mano para que la agarrara - ¿Qué dices?

- No estoy seguro - hizo una mueca de desconfianza.

- Si cambias de opinión ven a verme aquí a las tres de la mañana - se levantó y empezó a irse.

- ¿No creen que me estas agarrando confianza muy rápido? - le dijo antes de que el moreno se fuera por completo.

- Bienvenido a México - volteo a verlo para decirle eso y siguió con su camino.

- Mmm - se rasco el brazo y aparto su vista.

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Mientras redacto las respuestas que Miguel me dio analizo su propuesta, es algo raro pedirle algo así a una persona que apenas conoces y sin estar completamente seguro si tiene buenas o malas intenciones, pero parece que eso no le importa.

No estoy seguro de aceptar, si bien es una gran oportunidad para seguir con mi investigación, no sé si eso puede funcionar. Aunque tal vez sea porque siento algo de miedo, no se si me encontrare con mi hermano o con mis padres ahí y no estoy preparado mentalmente para eso.

Aun faltan unas horas para que el momento llegue, descansare un poco y veré si me animo a hacerlo.

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Cerro su cuaderno y se recostó en la cama de la habitación y coloco una mano en su frente, dudaba entre sí o no aceptar, eso solo daba vueltas en su mente y no sabía qué hacer. Después de un rato se quedo dormido e intentaba que el tema no se cruzara por su mente, despertó cuando solo faltaba media hora para las tres de la mañana.

- Creo que la única manera de arrepentirme es estar a punto de hacerlo - suspiros, se levantó y tomo una chaqueta que había llevado para cubrirse, después de eso salió.

No camino demasiado para llegar y aun faltaba un rato para que Miguel llegara, ya no había nadie en las calles y había muy poca iluminación, eso hacia que el ambiente pareciera algo tétrico. Escucho algo a lo lejos y cuando volteo vio que ya había llegado el castaño.

- Si viniste - sonrió y agarro su brazo - Vamos, entre más rápido vayamos más pronto regresaremos.

- ¿Seguro de que todo saldrá bien?

- Si, no es la primera vez que lo hago - le sonrió para trasmitirle confianza - Así que rápido, hay que ir al panteón.

Ya no había vuelta atrás, era ahora o nunca.