Hiro terminó de escribir lo que vio la noche anterior en la tierra de los muertos, estaba sorprendido y su escepticismo poco a poco se iba desvaneciendo, principalmente porque nunca había visto algo así anteriormente.
- Listo - sonrió mientras dejaba su pluma de lado y cerraba su libreta, un par de segundos después alguien tocó la puerta, sabia de quien se trataba - Puedes pasar Honey.
- Buenas tardes Hiro - la mencionada abrió la puerta y entró - Te levantaste muy tarde.
- No dormí gran parte de la noche anterior - no le contó que se había ido con Miguel durante la madrugada, y no sabía si si decirle o no - Estuve investigando.
- Procura descansar a la próxima, ¿Si? - preguntó con cierto tono maternal, asintió - Bueno, ¿Quieres ir a comer algo?
- Te alcanzo en un momento, guardaré un par de cosas - la mayor asintió y salió del cuarto, el nipón suspiro y guardo sus cosas en una mochila para tenerlas listas para esa noche.
Pasaran las horas y el pelinegro estaba algo ansioso, quería volver, quería saber mas de ese lugar y de las extrañas habilidades que Miguel posee, también saber quién era la catrina, si es la soberana de la tierra de los muertos entonces debería ser la mas poderosa de dicho lugar.
Habían llegado las diez de la noche, la hora acordada para reunirse, tomó sus cosas y salió de su habitación, sin decirle a Honey que se iría a otra parte. Minutos después ya estaba frente al panteón y Miguel ya se encontraba ahí.
- Llegaste antes - habló Hiro mientras configuraba su micrófono.
- Entre más rápido nos vayamos mejor - le sonrió - Vamos - empezó a escalar la reja, el pelinegro lo imitó.
- ¿Algo en especifico que me quieras mostrar? - preguntó mientras se dirigían a donde el castaño abriría el portal.
- Honestamente no, hay tantas cosas que no es sencillo escoger una - sonrió - Pero créeme, te sorprenderás sin importar que veamos.
- Estoy seguro de que si - también sonrió, tomó esto es tan emocionante.
Ya estaban en el lugar y el moreno ya se encontraba tocando la melodía que los llevaría a la tierra de los muertos, sintiendo enseguida la sensación de caer en el vacío y después de aterrizar en los pétalos, después de levantarse comenzaron a caminar, habían aterrizado en una zona distante esa vez.
- Muchos residen aquí - y eso se podía notar fácilmente, habían demasiadas estructuras - Mi familia vive por aquí, ¿Te gustaría ir?
- Claro - el menor agarró su mano.
- Es por aquí - ambos empezaron a caminar a la par mientras Miguel le contaba un poco sobre sus ancestros, sobre sus personalidades y el cómo surgió el negocio familiar.
Mientras caminaban por un puente que conectaba un par de zonas sintieron una fuerte corriente de aire que los hizo retroceder, alzaron la vista para ver que fue, los ojos del moreno brillaron con asombro mientras que en los del nipón se reflejaba un poco de temor.
- Es la serpiente emplumada... - pronunció mientras la veía volar encima de ambos - Es tan majestuosa...
- La habías visto antes - volteo a verlo, notando que estaba demasiado embelesado.
- No, es la primera vez que lo veo de frente - lentamente soltaba la mano de Hiro y se acercaba un poco más al borde, por suerte había un barandal o si no se caería - Acércate - le dijo al mayor mientras no despegaba la vista.
- Está bien - también se acercó lentamente - ¿Quién es?
- Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, una deidad antigua - el pelinegro también se dispuso a observarlo con detenimiento, admitía que su presencia era majestuosa - ¿Qué estará haciendo aquí?
Mientras ambos chicos estaban ahí, la criatura los notó y se acercó a ellos, esto los sorprendió.
- Wow - Miguel estiró su mano para tocarlo, este solo se acercó para revivir el contacto, sonrió al sentir las escamas en su palma - Tócalo también Hiro.
- ... - también estiró su mano y lo tocó, sus ojos brillaron con asombro - Increíble...
La serpiente emplumada solo lo observó y casi inmediatamente empezó a rodearlo, esto los asustó y cuando se habían dado cuenta, la criatura se había elevado con el pelinegro sobre su lomo.
- ¡¿Qué rayos?! - pronunciaron ambos, pero no pudieron analizarlo porque la serpiente ya se había ido.
- ¡Hiro! - Miguel no lo pensó dos veces y sacó su flauta para tocarla, después de eso saltó hacia al vacío, inmediatamente aterrizó sobre Pepita, quien tenía una mirada de reproche - No es momento para que me sermonees, tenemos que seguirlo - señalo a donde se había ido Quetzalcóatl, la alebrije rápidamente emprendió el vuelo hacia dicha dirección.
Mientras ellos intentaban alcanzar a la deidad, Hiro estaba muy asustado mientras se sostenía con fuerza, no se atrevía a abrir los ojos, el temor era mucho más grande, pero de repente escuchó una voz profunda que decía "Confía en mí, estarás bien", eso hizo que abriera un poco los ojos y lo primero que vio fueron miles de colores pasando rápidamente frente a él.
El temor rápidamente se esfumó y dio paso a lo que había estado sintiendo desde que pisó aquella tierra, asombro, uno muy fuerte, parecía encantado por todas esas sensaciones. A lo lejos pudo ver que se estaban dirigiendo a un templo que estaba en medio de un gran lago, aterrizando allí poco después.
- ¿Dónde estoy? - se bajó de la serpiente y caminó, un poco aturdido.
- ¡Hiro! - volteo cuando escucho su nombre, era Miguel que estaba llegando junto a Pepita, apenas aterrizaron se bajó del alebrije y corrió a abrazarlo - Me alegro de que estés bien, me tenias con el Jesús en la boca.
- Calma Miguel, no me pasó nada - rió nervioso, no era muy fan de las muestras de afecto, se separó - Pero eso fue muy extraño.
- Ni que lo digas - se dio la vuelta y se dirigió a donde estaba la deidad - ¿Por qué lo hiciste?
Solo se elevó y comenzó a volar por sobre la estructura, la cual era una pirámide, aterrizó en la parte de arriba e inmediatamente escucharon unos pasos acercándose.
- Por fin llegan, los estaba esperando, en especial a ti Miguel - la voz de una mujer se hizo presente - Gracias por traerlos Quetzalcóatl - la criatura solo emitió una especie de rugido, pero no sabían exactamente si se trataba de eso.
- ¿Quién eres? - dieron un paso atrás, notaron una silueta dirigiéndose a ellos desde la entrada.
- Cierto, aun no me presento formalmente - salió por completo, tratándose de una mujer esquelética de gran sombrero y vestido muy detallado - Soy-- fue interrumpida por el moreno.
- La catrina... - ella sonrió.
comenzaba lo emocionante.
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Bitácora: Un mundo mágico. Los viajes de Hiro Hamada
FanfictionSi eres un fiel creyente de la ciencia, ¿Puedes creer en la magia? Hiro Hamada, después de haberse graduado de la universidad, emprende un viaje para investigar y comprobar si la magia en verdad es real o solo un engaño de las personas que habitan e...