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Eran las ocho de la mañana y Charlotte despertó en la habitación de Delilah junto a ella, está se rio cuando la vio dormida abrazada a un conejo de felpa.

"¡Levántate!"

"No." Gruñó sobre la almohada y se tapó la cabeza con las cobijas. "Es sábado y puedo dormir hasta tarde."

"¡Iremos a la ciudad!"

Después de tener los meses más complicados de su vida, un descanso era lo que más anhelaba aunque su nueva amiga parecía tener dos tazas de café cada mañana en lugar de una taza de té.

"¿Tenemos permitido salir?" Preguntó sorprendida.

"Estamos en la escuela, no en una prisión."

"¿Estas segura de eso?" Levantó una ceja mientras levantaba la cabeza de la almohada.

Ambas rieron y Charlotte se recostó de nuevo a un lado de Delilah en su cama, la rubia se preguntaba todos los días cómo la castaña se había convertido en alguien tan especial para ella.

"Levántate, te mostrare mi cafetería favorita."

La rubia se fue hacia el armario y lo encontró casi vacío, solo había una pequeña pila de ropa y escasos pares de Jeans. Frunció el ceño antes de correr a su habitación y sacar uno de los vestidos que su mamá acababa de enviarle, Sonrió al imaginarse a su amiga con el vestido puesto.

"Creo que usare un Sweater" dijo la castaña en un susurro y comenzó a buscar algo de ropa presentable.

"No, el clima dice que por primera vez hará calor y creo que esto será adecuado." Delilah vio a su amiga desde el ropero entrando a la habitación con un vestido negro en sus manos. "Todo tuyo."

"Es tu ropa, yo no podría aceptarlo" dijo negando rápidamente y devolviéndoselo antes de caminar hacia el baño.

"Deja de ser tan orgullosa y tómalo." Delilah la miró insegura y Charlotte intentó convencerla. "Es muy largo para mi"

"¿Estás segura?" La rubia lo dejo en sus manos y le sonrió tiernamente.

"Dejare que te vistas... estaré afuera." Delilah abrazo la suave tela cuando escucho la puerta del baño cerrarse, la castaña se puso cuidadosamente el vestido con miedo a maltratar la delicada tela que estaba en sus manos. El vestido era lo que Charlotte llamaba Wrap dress y era bastante sencillo para estar en el guardarropa de la rubia, para Delilah era un rompecabezas que debía atar con cuidado de varios lugares para no dejar expuesta su ropa interior a la vista del mundo. "Lilah ¿puedo hacerte una pregunta?" Charlotte hablo a través de la puerta y la castaña levanto la cabeza rápidamente.

"¿Qué sucede?" le pregunto confundida tomando el cepillo de cabello e intentando arreglar un poco el enredo que estaba por su cabeza.

"Siempre escribes cartas, pero nunca las envías... ¿porque?" Charlotte no sabía si se había sobrepasado al hacer eso y por un momento se arrepentía de haberlo hecho.

"No se pueden enviar cartas a los muertos." Delilah salió del baño con el vestido puesto y Charlotte tenía el ceño fruncido. "Son para mi mama... ella murió cuando me dio a luz."

"Lo lamento, no lo sabía." Habló tartamuda y ella se rio por lo bajo.

"Esta bien, realmente no recuerdo nada de ella... Lo hago desde que soy pequeña, siempre que necesito hablar con alguien me hace sentir que ella está ahí."

"Sabes que puedes hablar conmigo cuando lo necesites, eres mi mejor amiga Lilah." Charlotte se acercó a ella para abrazarla. "Ya no estás sola, me tienes a mi."

Miss AmericanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora