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Frio, era lo único que Delilah podía sentir en ese momento, las gotas de lluvia combinada con la nieve quemaban su rostro y hacían que cualquier rostro de lagrimas fuera inexistente

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Frio, era lo único que Delilah podía sentir en ese momento, las gotas de lluvia combinada con la nieve quemaban su rostro y hacían que cualquier rostro de lagrimas fuera inexistente. Cientos de preguntas la hacían sentir mareada, en las ultimas horas solo podía formular una tras una esperando una respuesta que nadie parecía querer responder.

¿Qué hago aquí?

¿Qué esta sucediendo?

¿porque a mí?

Parada frente a ese lugar, gran puerta de madera que la llevaría al interior de un castillo mucho mas grande que algún lugar que alguna vez hubiera visto, miles de arboles alrededor del edificio lo hacían parecer eterno... casi mágico.

Una mujer abrió la puerta principal y se asomó con una sombrilla en su mano, su falda de lápiz y sus zapatillas la hacían parecer a una de esas modelos que inundaban los tabloides de la ciudad.

"¿Señorita Andrews?" Levanto su rostro y la británica mostró una mueca de desagrado al ver el estado de esta. "Tomare eso como un sí, sígame por favor."

Le señalo a una de las empleadas de colegio para entregarle sus pertenencias y la maleta que estaba en sus manos cuando ambas se encontraban dentro del lugar ya alejadas de la tormenta que se había encargado de nublar completamente el cielo, la adolescente seguía aferrada a ella sin querer soltar lo único que le era familiar en ese extraño lugar. La mujer se acerco a ella con una sonrisa amable para tomar las cosas de sus manos intentando ayudarla a separarse de ellas.

"Tranquila, las llevare a tu habitación."

¿Mi... ¿Que?

La rubia comenzó a caminar sin siquiera esperar a que Delilah se acercara a ella dejándola atrás intentando alcanzar la velocidad de sus pasos. Las zapatillas dejaban un eco dentro de las paredes de ese lugar causando que las pocas personas que estaban por los pasillos voltearan a verlas.

Había pinturas en cada pared, el estilo de las esculturas y detalles en las paredes demostraban que este lugar era viejo.

La chica estaba temblando por el frio que sentía de haber caminado por el aguanieve de enero, los jardines se encontraban totalmente blancos por la capa de nieve que los cubría.

El sonido de un relámpago causó que la chica se encogiera y la mujer volteo a mirarla divertida intentando disimular su risa.

"Deberías acostumbrarte a ellos, son muy comunes aquí." Dijo y la chica solo caminaba en silencio.

"Elizabeth, yo me encargo desde aquí" Hablo un hombre mientras sonreía y se acercaba a ella. "Hola Delilah, soy el director del colegio... Antoine"

"Todos me llaman Lilah." Él se río y la mujer que ahora tenía nombre; Elizabeth se desapareció por los pasillos.

Él estiró su mano con una toalla y ella la tomo agradecida mientras limpiaba los restos de lluvia que estaban por su rostro.

"¿Qué tal tu viaje? Supongo que estás cansada así que seré breve" sonrío con comprensión.

Miss AmericanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora