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La voluptuosidad de Venus quedaría en el olvido. Los impresionantes aros de Saturno pasarían a la historia.

La desobediencia tiene sus consecuencias. Unas muy malas.

¿Quién impuso estas normativas tan grotescas?

¿Sería creíble decir que todos estuvieron de acuerdo?
Los autores intelectuales de tales ideas pensaron que tenían bajo control su naturaleza pecaminosa e imperfecta.

Es un hecho decir o creer que no resultó así.

El amarillo no dudó en negociar con Luna; no quería que el final fuese tan horrendo. Sin embargo, había que cumplir lo pautado.

Sol sería el encargado de quitarles su derecho a vivir...

(...)

Saturno y Venus esperan su final con resignación. Para sorpresa de todos, ambos se toman de las manos como muestra de apoyo.

El noble justiciero se posiciona delante de ellos. Su rostro claramente afectado, trasmite una disculpa tan gigante como lo es su tamaño.

De su interior brota fuego. Al principio a grado moderado, después comienza a intensificarse.

Los dos condenados gimen. Gritan. Ruegan clemencia.

A medida que pasan los segundos, sus pieles se queman más y más. Lamparones rojizos nacen en sus todas partes de su cuerpo.

Resulta traumático, repulsivo para quienes miran. Agonizante para los que sufren.

El supuesto verdugo es otro afectado más. La horrible acción que hace, termina por desgastarle. Y mucho...

Al verlos inconscientes, ya sin aliento vital cesa su castigo.

Nadie se atreve. Nadie añade. Nadie opina.

Un silencio sepulcral reina entre ellos. Poco a poco los presentes van saliendo del trance. Hechos como estos no son nada comunes en la zona.

-Me encargaré del resto. -dice Sol agitado, furioso, devastado-. ¡Váyanse de aquí! ¡Ahora mismo!

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⏰ Última actualización: May 11, 2022 ⏰

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