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Después de la partida de Sol y Luna; una junta inmediata entre los planetas concluyó que la decisión recaería en manos de Mercurio -el más afectado de todos.

Pues a decir verdad: ¿A quién le importaría la integridad moral de Venus?

En asuntos de marido y mujer nadie debe interferir; justo así sucedió. Nadie abogó por ella. Ni siquiera su hermana Tierra. Razones de peso habrá tenido para quedarse en el banquillo de los espectadores.

Recoges la cosecha de lo que siembras.
¿Qué recogería la ambiciosa y desalmada Venus? Seguro tienes la respuesta.

Tras la notable consternación de Mercurio por la vil traición de su esposa, se escondía un plan horrible. Parecer víctima hasta el final para así cobrar de forma espectacular toda y cada una de las vergüenzas por las que Venus le había obligado a pasar.

(...)

Las horas pasaron. La tensión se hacía evidente en unos cuantos. Mercurio continuaba metido en su papel de sufrido. Venus, se las ingeniaba para engatusar con sus tácticas al anterior y así poder convencerlo para que tomase la decisión "correcta".

Y Saturno. Ese tonto, parcialmente tranquilo alimentaba la irrazonable idea de que Júpiter -el más influyente entre los superiores- le defendería a capa y espada.

"Perderme será un duro golpe para el clan superior. Esos tienen que hablar en mi defensa" Concluía su diminuto cerebro.

-Hola hermosos y desobedientes planetas. -habla Luna-. Daremos comienzo a lo que ustedes saben. ¿Qué decisión tomaron, linduras?

-Siéntate y calla. -exige el viejo amarillento con discreción-. No sé cómo puedes estar emocionada. Deberías atenderte.

-La decisión con respecto a Venus está en manos de Mercurio. -expone Marte.

Es mi momento de brillar. Pensó el rocoso.

-¿Creyeron que sería cuernudo hasta tiempo indefinido? Se equivocan, chismosos. -Todos emiten un sonido de sorpresa. En especial Venus. La más arruinada de todas-. No tengo nada que ver con ella. La decisión es toda tuya, Luna.

-¿Qué decidieron sobre Saturno? -interroga Sol.

Silencio.
Fue la respuesta recibida.

-Hermanos. ¿No van a defenderme? ¿Se quedarán de brazos cruzados? -averigua el dotado en anillos, claramente preocupado.

¿Hermanos? ¿En qué momento? Se pregunta el prepotente Júpiter.

-Es mi turno de hablar. ¿Verdad, amores? ¿Están preparados? -anuncia la blanca lunática cómo si se tratase de un show de participación.

Más de uno empezó a incomodarse por su actitud. En especial Sol; que sentía aprecio por cada uno de sus peculiares inquilinos.

-Veo el ambiente aburrido, seguro mi decisión pondrá sus cerebros a volar. A aquellos que tengan, claro. -carcajea exageradamente.

Bambolea su extravagante vestido mientras se prepara para lo siguiente que dirá. Se toma un respiro casi eterno, provocando más intranquilidad en el personal.

Sonríe con cinismo y decreta:
-¡Fuego para los traidores!