Valentina.
Doce días fueron exactamente los que estuve en Italia y aún así, se me hicieron muy cortos. Viéndole el lado positivo, este viaje me sirvió mucho para despejar completamente mi mente de todos los problemas que abrumaban mis noches y mañanas.
Gracias a esos nuevos aires, ahora vuelvo a Chile con las energías renovadas.
Lo que más me da pena de dejar son los croissant que compraba mi tía todas las mañanas para los desayunos. Si bien aquí venden, ninguno se igualara a los de allá.
El avión aterrizó en Santiago de Chile aproximadamente a las 1:15 de la madrugada.
Mi pololo estaba frente a mi esperándome detrás de las barreras con una ramo de flores rojas.
Apenas llegue a su lado, sus fuertes brazos me rodearon la cintura.
—Hola mi amor. —besó mis labios tiernamente.
—¡Benjita, te extrañe mucho!. —solté emocionada y luego tomé las flores que me entrego.
La última vez que lo vi habíamos discutido, lamentablemente se nos estaba haciendo una rutina diaria el discutir por cosas absurdas y aunque se que no es sano para los dos, no puedo ser yo quien corte lazos con el.
—Yo igual te extrañé. Me sentía entero solo en el departamento. —tomó mi maleta y comenzamos a avanzar hacia la salida.
—Pensé que los chiquillos irían a acompañarte los días que no estuve, son de cartón. —bromee y me subí al asiento de copiloto para luego abrochar mi cinturón.
—Fueron un día nomás los culiaos porque después quedó la caga. —soltó riéndose.
—¿Como la caga?, ¿hicieron algo en el departamento?.
Antes de que mi papá falleciera me regaló su departamento y desde entonces vivía completamente sola hasta que llegó el Benjamín.
—No, no le paso na' al depa —respondió y solté un suspiro. —el Matías se curo y empezó a dar jugo, hasta saliste tú en la pelea.
—¿Yo?. —encendí la calefacción ya que venía con mis manos congeladas.
—Sipo, ¿no te dai' cuenta de las ganas que te tiene ese weon?.
—Obviamente que no, ¿que razones ha dado para que pienses eso?. —rodó sus ojos y yo chasquee la lengua.
Me carga cuando hace eso.
—Eres tan pollito Valentina.
—Chucha, perdón entonces por no andar pendiente de si tus amigos me tiran la onda o no. —respondí un poco molesta.
El no me contestó nada pero apretó fuertemente sus manos al volante y comenzó a aumentar la velocidad, dándome a entender que también está molesto.
—No estoy para peleas weonas Benjamín, mínimo espera a que llegamos al departamento.
Seguía aumentando la velocidad.
—Para aquí y déjame sola, pediré un Uber. —al escuchar eso, su mente aterrizó de una y frenó en seco.
—Ya oh, perdón.
—Compórtate como una persona madura, yo no tengo porque cargar con todos tus problemas. —incline mi cuerpo hacia el lado de la ventana.
Como siempre, se volvió a quedar callado.
Todo lo que quedaba de camino nos fuimos en silencio. Cuando llegamos, antes de ir a la cama me di una corta ducha para relajar el cuerpo y librarme de tensiones.
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𝐴𝑚𝑜𝑟 𝐼𝑚𝑝𝑟𝑒𝑑𝑒𝑐𝑖𝑏𝑙𝑒 - 𝑃𝑎𝑖𝑙𝑖𝑡𝑎
FanfictionApareció en mi vida sin saber cuanto nos necesitabamos, cuanto nos hacíamos falta; yo debía sanar y él ser sanado. Nosotros éramos el claro ejemplo de un "Amor Impredecible".