Capítulo cuatro.

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Valentina.

Se siente un vacío inmenso llegar del trabajo y ver que no hay nadie esperándome. Supongo que me acostumbre mucho a estar siempre con el Benjamin, a pesar de todo lo malo aun le sigo queriendo.

Hoy día teníamos planes con la Fernanda, se supone que vamos a ir a la disco junto a un amigo de ella. Lo que ella no sabe es que todo ese plan se fue a la mierda por lo que paso con mi ex.

No tengo el animo para salir de mi metro cuadrado.

Me cuesta dejar de sobre pensar las cosas, no logro comprender el porqué me cagó si yo siempre lo ayude a surgir, lo aleje mucho de las drogas y por sobre todas esas cosas lo ame tal como era.

Ahora me siento insuficiente, el sabía todas mis inseguridades, sabía que en mi relación anterior también me cagaron, básicamente no le importo dejarme más rota de lo que ya estaba.

Ayer no me esperaba que una persona como el Pailita me subiera el ánimo, confieso que me ayudó a olvidarme un rato de los problemas. Par de veces lo había visto por redes sociales y siendo honesta me imaginaba que era un tipo amable, cariñoso y respetuoso pues eso es lo que daba a demostrar el.

Mi teléfono no para de sonar, cuando estuve apunto de contestar el timbre sonó.

Antes de ir a abrir me miré rápido al espejo; mis ojos aún estaban hinchados pero lo rojizo ya se había pasado.

—¿Tengo que pedir hora para que me contestes el teléfono?. —observó mi rostro. —chucha, ¿que te pasó?.

Al recordar la situación por la que he llorado todo el día se me llenaron los ojos de lagrimas e hice un puchero inconscientemente.

No pasó ni un segundo cuando sentí el fuerte abrazo de mi mejor amiga.

—¿Porqué estas así?, ¿que te hicieron bebé?.

Me solté de su abrazo y fui a buscar un vaso con agua.

La Feña cerró la puerta y me tomó del brazo para llevarme al sillón.

—Termine con el Benjamin. —solté un fuerte suspiro. —O más bien el terminó conmigo.

—¡Por fin amiga!. Sabias que ese mino no era para ti.

—Tarde me di cuenta. —agache la cabeza. —lo peor es que me llevaba cagando tres meses con una mina y ayer los pille en la cama.

—¡¿Webeame?!. —en un ágil movimiento se levantó y colocó ambas manos en su cintura. —¡Uy el conchetumare maricon!.

Sorbe mi nariz.

—¿No te ha hablado más?.

—No y es mejor así. —mi pechito subía y bajaba frenéticamente. —de verdad no entiendo porque me daña tanto si yo siempre he sido buena con el.

—¡Es tan saco wea!. —soltó enojada. —a veces entre más buena eres con las personas, más mierdas son contigo.

—Siento matarte la ilusión amiga, se que tenías muchas ganas de salir a carretear pero ya no tengo el ánimo para estar saliendo. —dije recostándome en uno de los sillones.

—Ese weon ni siquiera merece que estes así llorando por el. Salgamos y distráete, después de todo al fin eres libre. —hizo cariñitos en mi pelo. —después me darás las gracias.

¿Que podría ser mejor?, ¿salir y pasar las penas o quedarme en la pieza donde me cagaron, ahogándome en los miles de pensamientos?.

La Fefi fue a la pieza rápidamente y volvió con un vestido negro en sus manos.

𝐴𝑚𝑜𝑟 𝐼𝑚𝑝𝑟𝑒𝑑𝑒𝑐𝑖𝑏𝑙𝑒 - 𝑃𝑎𝑖𝑙𝑖𝑡𝑎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora