5- Consuelo (con KK Downing)

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Sofía empacaba todas las cosas de la manera que podía en una de las cajas que le habían hecho el favor de conseguírselas para lo que iba a ser su mudanza. No quería ver más revistas ni las invitaciones, ni algunas de las cosas que su, ahora, ex prometido había dejado en su apartamento.

Mientras lloraba completamente despeinada y se servia licor en el vaso hasta llenarlo, subía el volumen de su equipo de música hasta donde pudiera. Le gustaba ese aparato, desde luego que no iba a devolvérselo, tenía una potencia increíble como para dejar sordo a todo el edificio y edificios aledaños y le estaba dando un excelente uso en el peor de sus momentos. Alguien golpeó tan fuerte la puerta que casi la tiró abajo. Supuso que era alguno de los vecinos y fue a abrir demasiado molesta y dispuesta a pelearse con quien la estuviera interrumpiendo.

—Ah... Kenneth —dijo sorprendida.
Supuso que el sonido no iba a molestarlo, después de todo tocaba en una banda de heavy metal con sonido mucho más fuerte del que ella estaba haciendo uso, pero Kenneth fue al equipo y bajo el volumen hasta que la música sonaba como un murmullo.

—¿Quieres quedarte sorda? —le preguntó indignado— ¿sabes hasta donde se escucha este lio? —ella negó mientras bebía y se luego se limpió la boca con el reverso de su mano.

—No lo sé y ni me importa.

—Vamos, So. Mirate... mira este lugar es un completo desastre —vio un bulto gigantesco de tela saliendo de la puerta de su habitación.— Eso es... ¿lo que creo que es? —en cuanto se acercó y lo levantó, confirmó su sospecha— Oye, tengo una amiga que va a casarse. Iba a pedirte que me lo dieras para regalárselo.

—Estaba maldito. Tuve que matarlo —Kenneth levantaba las tiras de tela del vestido de novia y lo miraba con honda pena.

—No tenias porqué hacerlo, So.

—Ok —dijo molesta— vienes a mi piso, bajas el jodido volumen de mi jodido equipo de música y ahora me dices que no debería haber roto ese puto vestido. ¿A qué has venido?, ¿te mandó el mierda de tu amigo por sus cosas, verdad? —Kenneth ladeó su cabeza.

—A decir verdad, supuse que ibas a tirar algunas cosas y quería ver que tenías de él. Tiene excelentes gustos y quería quedarme con algo sin que lo supiera.

—El alcohol, olvídate —dijo con su lengua tropezando entre sus dientes— y de esa cosa —señaló al equipo—. En esa caja creo que está todo, no sé que pueda interesarte. Es todo basura. Unos minutos más e ibas a tener que revisar el contenedor en la esquina —moduló lo mejor que pudo.

Kenneth se puso a revisar y sacó varios discos que se veían sanos, un par de camisetas y una excelente chaqueta que iba a tener que saber usarla si es que no quería que su dueño se la reclamara. El músico agradeció a quien fuese que estuviera de turno para realizar los milagros de que Sofía no haya prendido fuego todo o "asesinado" las cosas como lo hizo con su vestido de novia.

Mientras revisaba un poco más para encontrar algo de su interés, escucho a la joven sollozar detrás del desayunador para llorar como si fuese una criatura a la que se le había ido su globo. Él se le acercó y la abrazó. Ella se aferró a él sin dejar de llorar. Verla en ese estado hizo que algo en él se rompiera. La besó en la frente para intentar consolarla aunque hasta él se asombró de ese gesto.

—No le digas nada —pidió ella—. Llévate lo que quieras, Kenneth, pero no le digas que estoy así.

—No diré nada —le aseguró él.— Creo que deberías ir a darte una ducha, yo... —miró hacia la sala en un vistazo rápido— intentaré acomodar un poco todo esto. No deberías perder el tiempo llorando por él.

A pesar de que buscaba las palabras correctas, Kenneth sabía bien que la cagada que se habìa mandado su amigo, no tenía excusas y no había palabras de consuelo que sirvieran para una joven comprometida con todo el amor del mundo a la que habían engañado y por ende, roto tanto el corazón como sus ilusiones.

Hot Rock (Dentro de Mi II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora