*Capítulo 3*

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Llevaban ya como diez minutos caminando por un gran bosque al lado del pueblo y Katsuki se preguntaba donde demonios iba a haber un dragón que pudiese cazar.

Quizá lo hacía su esclavo, así podría surcar los cielos a lomos de su querido dragón, la gente del pueblo le temería y admiraría por haber domesticado un dragón.

Un sonido de una rama partiéndose saca a Katsuki de sus profundos pensamientos. Parece que nadie más lo ha oído.

Como el rubio iba el último, nadie se percató de como desaparecía entre la maleza buscando de dónde venía ese extraño sonido.

Según se iba acercando se podía oír como un sollozo, era más bien un gruñido. Parecía un animal herido.

Katsuki se iba acercando cada vez más, y la maleza cada vez se hacía más densa. Katsuki apartó unas lianas que había en su camino y entonces lo vio.

Era grande, bastante grande. Tenía un color rojo granate precioso y brillantes escamas que relucían. Sus alas eran preciosas y grandes.

Era un dragón.

Katsuki se quedó admirando la belleza de aquel ser hasta que se dio cuenta de una cosa. Estaba herido. Tenía una trampa para osos en la pata y le hacía daño.

El chico se acerca al dragón, quién le lanza un gruñido.

- ¡Tranquilízate hombre! Solo quiero ayudarte.

Dicho eso llega hasta la pata del dragón. Le quita la trampa que tenía clavada, por culpa del dolor el dragón suelta un gruñido.

- Cállate, pueden oírnos.

Katsuki se quita la tapa y la usa para taponar la herida y que no se infecte.

El dragón, para gran sorpresa para el chico, se transforma en un joven pelirrojo que tiene pinta de tener la misma edad que el.

El pelirrojo le mira con una sonrisa deslumbrante.

- ¡Muchas gracias por ayudarme! Dolía mucho ¿Sabes?

Al ver que Karsuki estaba mirándole con los ojos muy abiertos, sorprendido por la inesperada transformación, el pelirrojo decide empezar de otra manera.

- Oh cierto no me presenté. Me llamo Eijirou y soy un chico dragón. Probablemente no sepas lo que es ya que somos muy escasos en el mundo. ¿Y tu? ¿Quién eres?

Hablaba con una felicidad deslumbrante. Al rubio le costó reaccionar.

- Ehh.. soy Katsuki Bakugou... Un.. un cazador...

- Oh encantado de conocerte Katsuki.

- Yo te he rescatado asique a partir de ahora serás mi esclavo.

- Y... ¿Que es un esclavo?

Eijirou nunca antes había oído esa palabra lo cual le causaba cierto desconcierto.

-Pues un esclavo es alguien que obedece órdenes...

- ¿Así te devolvería el favor?

El chico pelirrojo interrumpe la torpe explicación de Katsuki.

- Bueno...

- ¿Y que puedo hacer para compensarte Bakugo?

El nombrado tuvo que pensar bastante su respuesta ya que tenia bastantes cosas en mente para hacer cuando viese un dragón. Pero en ese momento no fue capaz de clavarle una de sus cuchillas como años atrás dijo que haría. Se veía incapaz y eso le molestaba mucho.

- Bien. Quieto que hagas esto...

Algunos minutos después, Katsuki sobrevolaba el cielo azul a lomos de un hermoso dragón granate.

La sensación de sentir que era el dios del cielo le había gustado mucho a Bakugo. Iba con los brazos extendidos.

El dragón hacia piruetas y daba vueltas sin que el rubio se cayese, era la primera vez que hablaba con alguien y estaba bastante feliz.

- AAJAJAJJA!! - El chico sentia una felicidad inexplicable, como si algo que había soñado durante toda la vida y que creía tan difícil de conseguir... Sin embargo ahora estaba sentado a lomos de un dragón sobrevolando el cielo.

Volaron por encima del pueblo en el que Katsuki vive, las casas parecían diminutas a esa distancia.

Sobrevolaron el bosque... Las montañas... Estuvieron así todo el día. Literalmente.

Ya empezaba a oscurecer así que el chico dragón aterrizó a la orilla de un lago al lado del pueblo.

Agotado de tanto volar, se sentó en la arena disfrutando de la leve brisa que había. Katsuki se sienta a su lado también abatido por todas las emociones.

Al horizonte había un hermoso atardecer lleno de colores.

Mirando al atardecer, Eijirou cierra los ojos dejando que el viento le remueva suavemente su roja cabellera.

Katsuki le mira y algo se remueve en su interior. Eijirou parecía brillar en ese momento, la brisa moviendo su pelo... La luz del atardecer bañando su rostro...

El rubio nota como un pequeño rubor se posa en sus mejillas.

Por un momento se queda embobado mirando al chico dragón.

Este gira la cabeza y Katsuki aparta la mirada antes de que pueda distinguir sus mejillas ahora teñidas por un leve color rojo.

- ¿Estás bien Bakugo?

- Tsk claro que sí. Que estupidez.

- Mmm... ¿Te parece bien si te llamo Blasty? Es un apodo bonito.

Kastuki iba a reclamar pero la sonrisa que en ese momento decoraba el rostro del pelirrojo no le dejo hacerlo.

- Tsk como sea...

"¿¿Que mierda de sensación es esta??" El chico se sentía impotente y eso le molestaba mucho.

- Blasty deberíamos volver ya, está anocheciendo y el pueblo está a unas millas de aquí.

- Está bien. Vamos.

Ambos se levantan y emprenden el camino al pequeño pueblo de Bakugo.

Llegado un momento, Eijirou y Katsuki se separaron para ir a sus respectivas casas.

El chico rubio por el camino se encuentra al grupo con el que fue esa mañana.

- ¡¿Se puede saber dónde estabas?! - el rey estaba bastante enfadado pues habían estado buscando a Kastuki todo el día.

- Me aburría y fui a dar un paseo.

- ¡¿Y tu te crees que puedes desobedecer así a tu rey?!

- Padre déjale. Es normal que se aburra a juzgar por el paseo que hemos dado nosotros.

Katsuki se quedó por un momento atónito por el comportamiento del príncipe a su padre.

Para no tener que soportar una discusión familiar Katsuki sigue su camino a casa.

*Fin de la tercera parte*
Por fin saque tiempo para escribir!!!

Siento tardar tanto he estado ocupada y si ideas :'v.

Buenos espero que os haya gustado esta parte tanto como a mí me gustó escrbirla.

Gracias por leer!!

En otra vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora