De: Harry_Styles@Styles.Jewelry.com
Fecha: 2008, 5 de agosto, 09:54 hrs.
A: Bambolina@formitore.it
Asunto: Contrato matrimonial, condiciones prematrimoniales. Suplemento:
Creo que te engañas si piensas que alguno de los dos puede estar tres meses sin sexo. Te sugiero que lo reconsideres. Y no, no necesitas establecer como contra condición tener dormitorios separados. Eso se da por hecho.
Mientras tanto, ésta es mi siguiente condición prematrimonial:
Condición nº 3: Tal vez sean necesarias ocasionales muestras públicas de afecto con el fin de mantener la fachada de un matrimonio «normal».
H.
De: Bambolina@formitore.it
Fecha: 2008, 5 de agosto, 19:06 hrs
A: Harry_Styles@Styles.Jewelry.com
Asunto: Contrato matrimonial, condiciones prematrimoniales. Suplemento:
Permite que te asegure que no me engaño. Me tomo el sexo muy en serio. Mi primera condición se mantiene. Capici?
En cuanto a la condición nº 3... ¿Qué clase de muestras públicas tienes en mente? Me da la clara impresión de que tu idea de lo que es un matrimonio «normal» difiere bastante de la mía.
____
Harry cruzó los brazos.
—No vamos a decirle que vuelva.
—No puedo quedarme aquí contigo —con la mano indicó el interior de la cabaña—. Es demasiado... Demasiado...
—¿Intima?
—¡Sí! —miró la cama y con rapidez apartó la vista—. Ese colchón apenas es suficiente para una persona —le dedicó al lecho una última mirada incómoda—. Harry...
Él movió la cabeza con obstinación.
—Olvídalo, ____. No vamos a rechazar la hospitalidad de Von Folke. Sería una grosería y la noticia llegaría a oídos de nuestros abuelos.
Eso la frenó. Lo miró consternada.
—Pero, ¿qué vamos a hacer?
—Lo mismo que acordamos antes de casarnos. Sacar el mejor partido de la situación.
—Ni siquiera puedo darme la vuelta sin chocar contigo.
—Choca conmigo cuanto quieras. Puedo vivir con ello.
De hecho, la idea lo atraía, y mucho. La tensión entre ambos había alcanzado cotas insoportables.
Ella titubeó, sin duda queriendo reaccionar al comentario. Harry percibía que su querida esposa... le encantó esa palabra... se sentía tan nerviosa como él. La noche nupcial había sido dura, la percepción que habían experimentado el uno del otro, algo inesperado y sorprendente, algo que ninguno de los dos había previsto. Aunque si quería ser franco, se dijo que él debía haberlo anticipado. Cuando dos personas se hallaban unidas en matrimonio, era natural que en algún momento surgiera entre ambos un severo caso de intimidad atribulada.
En ese momento se habían metido en una situación de la que no podían escapar... y que amenazaba con romper mas de una de las condiciones que ambos habían establecido antes de casarse. Sólo esperaba que las suyas duraran más que las de ella. La estudió y, divertido, comprendió que aún seguía junto a la puerta, sin entrar.
—Tienes toda la pinta de estar a punto de huir —comentó.
—No creas que no se me ha pasado por la cabeza.