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De: Bambolina@formitore.it

Fecha: 2008, 5 de agosto, 22:08 hrs.

A: Harry_Styles@Styles.Jewelry.com

Asunto: Contrato matrimonial, condiciones prematrimoniales... Mi Turno

Harry, me tiene un poco preocupada cómo le pondremos fin a nuestro matrimonio. Los Romano no creen en el divorcio, y no es mi intención ser la primera en modificar eso.

Contra condición nº 2: Llegado el momento, me gustaría que nuestro matrimonio fuera anulado.

____

De: Harry_Styles@Styles.Jewelry.com

Fecha: 2008, 5 de agosto, 14:36 hrs.

A: Bambolina@formitore.it

Asunto: Contrato matrimonial, condiciones prematrimoniales... Mi Turno

¿Está abierto a negociación?

H.

De: Bambolina@formitore.it

Fecha: 2008, 6 de agosto, 06:00 hrs.

A: Harry_Styles@Styles.Jewelry.com

Asunto: Contrato matrimonial, condiciones prematrimoniales... Mi Turno

Ni una pizca.

Harry sujetó las caderas de ____ y la pegó contra él. Antes de que ella pudiera hacer algo más que emitir un suave jadeo, deslizó las manos por debajo de su falda y subió hasta encontrar piel ardiente y satinada.

—Lo he intentado —musitó con voz ronca y áspera como el papel de lija—. He hecho todo lo que estaba a mi alcance para dejarte en paz. Pero no puedo. Si aún quieres que respete tu petición, debes decírmelo. Ahora. Mientras todavía puedo detener lo que va a suceder.

El sentido común luchó por dominar el deseo. Los motivos que tenía para negarse a hacer el amor con su marido eran sólidos. Formaban parte del núcleo de sus creencias. Además, el diamante Azufre estaba perdido. ¿Cómo vería Harry sus actos de esa noche si su padre fuera incapaz de recuperar la gema?

Se mostraría furioso y hasta podría preguntarse si se había sacrificado con el fin de proteger a su familia. Pero en ese momento su necesidad de completar el vínculo existente entre ambos pudo con todas las demás consideraciones sensatas.

A pesar del afán que puso por resistir, habría sido mucho más fácil convencer a la marea de que no se retirara o al sol de apagarse. Lo deseaba. Deseaba las manos de él en su cuerpo. Quedarse desnudos.

—No pares. Por favor, Harry. Hazme el amor.

Él movió la cabeza con expresión de pesar.

—No creo que sepa cómo amar —volvió a alzarla en brazos y la llevó a la cama. La depositó en el colchón y se tumbó a su lado—. Pero tú haces que desee intentarlo. Y te juro que lo que siento por ti no se parece a nada que haya sentido antes.

No le dio tiempo para responder. Bajó la cabeza y le tomó la boca en un beso tan tierno y cálido que cualquier posible resistencia que pudiera quedar se evaporó. Se abrió a él y le dio la bienvenida.

—Más —murmuró.

—Lo que tú desees.

—A ti. Sólo te deseo a ti.

Fue a tomarla, pero titubeó en el último instante.

—Acabo de darme cuenta de que no tengo manera de protegerte.

Ella lo miró sin comprender.

—¿Protegerme?

—Del embarazo —le aclaró.

El Infierno 04Donde viven las historias. Descúbrelo ahora