«No sé si de ahora en más pueda seguir viendo las noches blancas sin acordarme de la noche en la que corrimos por San Petersburgo. Me cambiaste la perspectiva de muchas cosas, porque, desde ahora, cuando pienso en Rusia, no pienso en Gogol, Tolstoi...
"A veces considera su soledad una seguridad. Otras, un castigo. Pero es probable que su estado emocional sea, en el fondo, la penitencia." Eduardo Sacheri (La noche de la Usina)
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25 de octubre 2021 - Presente
El lunes por la mañana Olivia eligió ir hacia el trabajo caminando, luego de pasar por una cafetería un late, el único tipo de café que podía soportar. Su pelo estaba más alborotado que nunca a causa de la humedad persistente en el ambiente que lo volvía todo pegajoso. A juzgar por las nubes grises que bañaban el cielo podía adivinar que pronto llovería.
Llegando a la puerta del edificio de ARQTEC se encontró con Beltran, lo que la sorprendió.
—¿No viniste en auto? —fue lo primero que le dijo.
Beltran nunca entraba por la puerta principal. Siempre estacionaba el auto en el subsuelo del edificio, como todos aquellos que contaban con un vehículo.
—Hola a ti también —respondió él—. Mi auto decidió averiarse, mañana por la tarde ya estará listo.
Mostraron sus credenciales al seguridad de la entrada e ingresaron al edificio, para luego dirigirse a los ascensores en los que ya había gente aguardando.
—Has tenido que viajar como los simples mortales sin auto —bromeó—. ¿Cómo estuvo la resaca? —preguntó con un toque de burla.
—Oye, no estaba tan mal —dijo y Olivia lo miró con incredulidad—. Bueno, puede que haya estado un poco ebrio, pero dormí la mayor parte del tiempo.
Cuando por fin uno de los ascensores llegó, pudieron subirse detrás de algunos empleados del área de contabilidad que saludaron a Beltran brevemente.
—Acompáñame a mi oficina, tengo que darte unos papeles que no alcancé a darte el viernes —pidió Beltran una vez que bajaron en el quinto piso.
No protestó el viernes había sido un día de lo más caótico y supuso que el de hoy no tendría mucha diferencia, así que caminó junto a él los pocos metros hacia la oficina.
—Dime algo —volvió a hablar Beltran cuando entraron a su oficina y él comenzó a buscar algo en una carpeta— ¿Qué te ha parecido mi exnovia?
La pregunta bañó de confusión el rostro de Olivia y lo miró ceñuda.
—¿Qué exnovia?
—Kim —respondió simplemente, haciendo que ella abriera los ojos sorprendida—. ¡Tú me has hecho lo mismo! Ahora sabes lo que se siente que te suelten así como así esa información.
Ella se acercó y le pegó en el brazo suavemente, aunque él hizo una mueca de dolor exagerada y se frotó la zona.
Definitivamente la forma en que Beltran lo comunicó era mucho peor, teniendo en cuenta que ella le había anticipado que había un secreto para contarle. Decir las cosas así como lo había hecho él era, de todo lo que podía causarle, paralizante.
