Capítulo 1

18.9K 583 67
                                    

"Hay ausencias que representan un verdadero triunfo".
Julio Cortázar (Rayuela)

5 de agosto 2021 - Presente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

5 de agosto 2021 - Presente

Se despertó por el ruido de la lluvia golpeando contra el cristal de la ventana que estaba junto a su cama. Por fortuna, la noche anterior, había prestado atención al cielo bañado en unas nubes de las tonalidades más oscuras de gris, ese tipo de nubes que anunciaban un tipo de lluvia inevitablemente fuerte, lo que la había llevado a cerrar las ventanas. Sino, en ese momento, lo que la hubiera despertado hubiera sido el agua salpicando en su rostro, en lugar del ruido.

Abrió los ojos en un segundo y, en el instante en que vio la claridad de fuera, supo que era tarde, muy tarde. Por más que el cielo estuviera estancado en una bruma grisácea, la claridad del día era tan intensa que iluminaba todo el cuarto, por lo que tomó su celular de la mesa de noche para confirmar algo que ya sabía: iba a llegar tarde a su trabajo.

Hizo a un lado las sábanas que la cubrían y se levantó apresuradamente, sin pensar en el pesar que le daba que su cuerpo perdiera la calidez de las mantas; su carne de gallina pagó las consecuencias por la frialdad del ambiente. Las preocupaciones por el desorden de su cama también fueron dejadas de lado, ese sería un problema para más tarde, cuando las agujas del reloj no estuvieran amenazando su empleo.

Si bien no era tan tarde, le gustaba tomarse su tiempo en la mañana para prepararse. Ahora solo iba a poder tomar una ducha y un desayuno rápidos, aunque lo que más le preocupaba en este momento era no tener tiempo para colocarse algo de maquillaje en sus muy oscuras ojeras.

Era algo impensado para ella quedarse dormida, no sabía cómo era posible que no hubiera escuchado las dos alarmas que tenía. Su sueño tampoco era tan pesado, pero a veces el cansancio de varias noches de insomnio acumuladas, cumplían la tarea de noquear su cuerpo por un merecido descanso.

La noche anterior, el insomnio se había hecho presente en la penumbra de su habitación, robándole el sueño y obligando a su mente a pensar en sucesos realmente indeseados. Preguntándose a sí misma si las decisiones que había tomado habían sido las correctas, cuestionándose cosas para las que, después de todo, no tenía respuestas. Porque los ¿Qué hubiera pasado si... no servían de nada; no en el presente que acechaba su vida.

Una ducha demasiado rápida, que tomó solo cinco minutos de su tiempo, fue suficiente para despejar el sueño de su cuerpo. Pero, aunque la pereza matutina la había abandonado, las ojeras casi violetas seguían adornando sus ojos.

El maquillaje muchas veces hacía milagros, pero dudaba en demasía que esta vez pudiera cumplir su función de tapar en su totalidad las manchas que permanecían debajo de sus ojos, pero lo intentó. Mientras tomaba su desayuno, que consistía en una taza de té extra dulce, se encargó de cubrir todo aquello, que no quería que el mundo no viera en su rostro, con una gruesa capa de maquillaje.

Noche BlancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora