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Louis Tomlinson podría definirse como el estereotipo exitoso de chico, la envidia de todos, un joven atractivo, con grandes dotes en el fútbol, sumamente inteligente y popular, el típico chico que todos identifican por ser EL CHICO, ese que tenía a más de uno suspirando, ese que atraía las miradas de todos en cualquier lugar, ese que tenía toda su vida planificada, ese que sabía más que nadie lo que quería para su futuro, casi podría decirse que él era el prototipo de chico cuyo destino estaba más que claro.

O bueno, así era hasta que el destino lo golpeó con una dura realidad, a sus 14 años, justo en su primer celo, Louis se presentó como omega, un Omega con olor a narcisos y chocolate, un indeseable Omega, en eso se había convertido, no era el alfa que esperaba que sería, no porque, la naturaleza estaba encaprichada en demostrarle que no todo podía ser perfecto, que aún cuando tuviera el carácter de un alfa, el destino no era justo, o al menos eso era lo que pensaba Louis.

–Hijo eres un...

–No lo digas! Ni se te ocurra decirlo...

Estaba iracundo y por nada del mundo se resignaría a aceptar que era un Omega, lo ocultaría, aún cuando le costará, pero nada arruinaría sus planes

–Pero amor, no es algo de lo que debas avergonzarte, incluso tu padre te apoya y tus hermanas y...

–Pero yo no! No seré un Omega, no lo acepto y nada va a arruinar mis planes, así que de tu boca no saldrá ninguna palabra sobre esto

Su madre entendía por lo que estaba pasando, su hijo estaba tan agobiado con querer convertirse en lo que describiría como el estereotipo de hombre alfa exitoso, que nunca se percató de las señales que su cuerpo daba, y aunque no le agradaba la idea de lo que Louis quería hacer solo podía resignarse y apoyarlo

–Esta bien, pero déjame darte un último consejo: la verdad siempre sale a la luz, tarde o temprano, pero saldrá

–Nunca! Y si sucede espero que sea más tarde que temprano, porque no pienso aceptarlo!

Así que tras esa discusión y tras muchos años de perfeccionar el arte de esconder a su Omega, Louis se había convertido a sus 22 años en uno de los hombres más exitosos de Londres, había logrado su cometido, había tenido éxito, dinero e incluso fama.

Mientras que  el secreto de su naturaleza Omega permanecía oculta bajo un camuflaje alfa, que el mismo se había encargado de forjar y perfeccionar con el tiempo.

Camuflaje AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora