Transformaciones.

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Londres.

Después de tres días en barco, llegamos a Londres.

Seguía impactada con la noticia que Armand me había dado, tomé sobre mis manos las cartas de mi querido hermano, tenía la ligera sospecha de que Marko y Armand iban a decirme todo en cuanto llegara a casa. Aún seguíamos en el puerto descargando mis pertencias, Armand se acercó con mi abrigo y mi sombrero para ponérmelos.

-¿Tienes que ser siempre tán cuidadoso?- Me quejé.
-¡Deja de comportarte como una chiquilla!- Me sonrió. Me ofreció el brazo y comenzamos a caminar.
-¿Y qué pasará ahora?-
-Tendrás que ponerte al día con todo. Y es demasiado, deberás aprender de Política y Jerarquías. En el Reino todo se arregla con Política.-

Iba a continuar, cuando un carruaje negro y dorado se detuvo justo a lado de nosotros. Sentí que Armand se puso rígido y su andar obligó detenerme, no comprendía lo que pasaba hasta que...

Un joven de cabello castaño oscuro venía hacia nosotros, tenía exactamente el mismo color de piel que Armand o Marko, destilaba elegancia, la imagen de sus ojos rojos impactaron enormemente mi débil subconciente. Gritaba PELIGRO...

-Es normal verle rodeado de hermosas mujeres, pero la que tiene del brazo sin duda es digno de la más genuina envidia- Reverenció- Es un placer verlo de nuevo Sir. Leinhart.-
-Igualmente Sir. Blackwood- Mi primo reverenció de igual manera- Le presento a mi querida prima, ella es Victoria Blackheart.-

Sus ojos taladraron los míos al momento en el que levanté mi rostro después de saludarlo.

-Es un placer conocerle Alteza, espero asista a la presentación de la Señorita Williquette.-
-Estaremos, sin duda-Contestó Armand- Quin... Debemos despedirnos. Marko ha de estar preocupado.-
-Entiendo, sería una lástima que le pasara algo a la Princesa de Nuestro Reino. Que tengan un excelente día.-

Regresó a su carruaje y partió. Necesitaba saber algo

-Victoria, prométeme que no importa la circunstancia, pero que no te acercarás a ese sujeto.- Armand estaba tenso y eso me preocupó.
-¿Quién es él?-
-Ese era Quin Blackwood. Por generaciones su familia ha querido destituir a tus ancestros por sed del poder y conquista. No son de fiar.-
-Descuida. No lo haré.-
-Bien. Vámonos, tienes que llegar antes del anochecer.-

Entramos al carruaje que aguardaba por nosotros y partimos con rapidéz. El clima comenzaba a hacerse cada vez más frío. El paisaje era hermoso, los altos y grandes pinos estaban escarchados con nieve y las estalagmitas en cada punta de ellos brillaban cada ves que la luz se filtraba en ellos, el olor era encantador, desde el cielo la nieve caía como pétalos blancos, mi primo cerró los ojos un momento, noté que su expresión era de dolor.

-...Victoria...- Sus ojos dorados comenzaron a tornarse rojos.

Observé el cielo.
Estaba oscureciendo

El Sol se escondía con rapidez hasta quedarnos solamente en completa penumbra.

-¿Qué pasa? ¿¡Qué ocurre!?-
-...Déjame salir...- Su voz comenzaba a cambiar.
-¡Alto! ¡Deténganse por favor!- Grité angustiada.
-...¡¡Huye!!...¡Corre!...-

Y lo que presencié fue horrible.

Sus colmillos comenzaban a asomarse y se hacían cada vez más grandes y lo supe... Abrió los ojos.
Sonrió con malicia.

¡Oh Dios mío!
¡Eres un Vampiro!

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