Luna.

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Después de todo el alboroto de ayer, al fin pude descansar, Marko me llevó hacia mi habitación mientras me abrazaba, me dió un beso y se fue.
Me dediqué a arreglar mi equipaje en el armario, acomodando con cuidado los vestidos que me habían obsequiado, al llegar al tocador agradecí enormemente tener un cepillo para lidiar con mi cabello, dejé las cartas de mi hermano y encima el diario de mi madre y me quede pensando...

Si los Blackwood querían destronarnos, debía ser por algún objeto u documento de valor, volví a tomar el diario y comenzé a leerlo.

《-Abril de 1817

Henry Blackwood volvió a desafiar a Michael respecto al origen de donde vengo, el consejo escuchó la amenaza y le advirtieron que lo destitularían del cargo de Lord. Michael no me ha querido decir nada por miedo a que la angustia o preocupación pueda afectarle al bebe, Marko se ha quedado dormido en la festividad de San Frangelico y Henry no podía dejar de mirarlo, su mirada estaba fija en él y eso me incomodaba. El Consejo está pensando seriamente en la titulación de Henry como juez del Parlamento, y en ese caso Michael estaría en peligro. Los No Muertos están al acecho de cualquier cosa que hagan solo por un documento que aún no podemos encontrar, Las Cartas de Lerman.

En ellas estan escritas todas las leyes del Reino Nocturno, desde la prohibición del pacto entre Henry Tudor y El Consejo acerca de la "caza de ciervos" . Esta es la más importante.

Los humanos no figuran en nuestro Reino.

Si se llegan a enterar del ser que crece en mi no se que voy a hacer..."

Vi borroso y sentí que mi cuerpo se sumía en algo blando.

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Se veían guapísimos.

Armand usaba un traje con chaquetilla color negro con un corbatín rojo, combinaba con su cabello ahora sujetado en un lazo rojo, Marko usaba un traje azul oscuro y chaquetilla color negro, a él no le gustaba usar corbatín, por lo que llevó el escudo de la familia, igual poseía el cabello amarrado, ambos llevaban guantes de cuero, gabardinas acorde a sus atuendos y sombreros de copa.

Eran la personificación de la seducción.

-Te ves hermosa Victoria.-

Me alagó el cumplido que me dio mi hermano. Llevaba puesto un vestido morado oscuro, una gargantilla del mismo tono de mi vestido y el cabello recojido en un moño.

No me gustaba la opulencia, así que opté por vestirme lo más sencilla posible, nos apresuramos y entramos en el carruaje.

Gracias al cielo no me sentiría tan sola en la presentación de Meredith Williquette, nos acompañaría la familia Hooker, quienes seguramente ya estaban ahí.

Habían muchos carruajes, mucha gente con ropa exquisitamente elegante subía por las escaleras y entraba hacia el interior del lugar, nuestro carruaje se detuvo y comenzamos a bajar, Armand me ayudó dándome el brazo derecho para empezar a subir los escalones, al llegar hasta la entrada, empezamos a caminar dentro del recibidor, la gente se volteaba y susurraba de impresión, saludaban a Marko con respeto y el les devolvía el gesto, llegamos hasta el salón principal en donde la Señora Hooker y Lizeth nos saludaron. La castaña se veía espléndida con ese vestido rojo oscuro con detalles en dorado, nunca había visto a Armand abrir los ojos como ahora...

-¡Que espléndidos se ven!- tomó a Marko de las mejillas y las acarició, haciendo el mismo gesto con Armand- Sin duda alguna las jovenes suspirarán por ustedes. ¡Pero vamos! Déjenme presentarles a la familia Williquette, quedarán encantados.-

Marko ofreció su brazo a la señora mientras le hacía plática. Me volteé a ver a Lizeth y la ví algo sonrojada, su gesto se me hizo muy curioso, Armand le sonrió e hizo el gesto de ofrecer su brazo izquierdo y ella lo tomó hagada. Antes de comenzar a caminar, escuché una voz.

-Eres un afortunado de llevar a dos bellezas de tus brazos, no seas egoista.-
El chico de cabello plateado sonrió con galantería y mi primo no pudo contener la risa.
-Jamás, querido James, seré más egoista que ahora.- el aludido sonrió.

Sus ojos grises me hicieron temblar y me tomó la mano con gentileza y la besó.

Me derretí.

-Por favor, concédame el honor de estar con usted por el resto de la velada.-
-Se lo daré con tal de que me llame por mi nombre.-
-Vaya que será un gran mediadora, Señorita Blackheart.-

Sonreí y comenzamos a caminar detrás de Marko llendo hacia el inmenso jardín de la enorme casa, la luna se asomaba tímida ante todos los invitados. Mientras platicábamos y reíamos, James fue demasiado atento conmigo, Armand veía a Lizeth con devoción mientras que ella le sonreía, los ojos de ambos brillaban y solo pude sospechar, el bullicio me despabiló de mis pensamientos al ver a la Señora Hooker saludar a un señor de cabellera blanca y de una barba bien cuidadada, al lado de él una joven de cabello rubio y ojos grises, vestida con un hermoso vestido blanco, miraba con curiosidad hacia nosotros, al ser presentados, ella fue muy amable y cortés, al ser presentada ante Marko, ella se quedó estática.

La velada comenzó y la musica no pudo faltar, Armand invitó a bailar a Lizeth, mientras que Marko hizo lo mismo con Meredith. Estaba tan curiosa en saber qué pasaba entre ellos, era tán hipnótico...

-¿Me concede esta pieza?- La voz de James y su mano extendida hacia mí era una invitación demasiado tentadora.
-...Me da vergüenza admitirlo, pero soy pésima bailando...- confesé.
-Descuida, aguantaré las pisadas como todo un caballero.-

Nos reímos ante el comentario y dejamos que nos envolviera la música. La pista improvisada del jardín estaba llena de parejas y estabamos todos muy a gusto, hasta que la música paró y comentarios de indignación y murmullos empezaron a fluir.

Quin Blackwood apareció con expresión fúrica en su rostro.

Se acercó hacia mí, sin importarle que James estaba ahí. Pegó sus labios hacia mi oído...

-Sé tu pequeño secreto, hermosa.-

Un escalofrío me recorrió.

-Los humanos merecen la Muerte...-

Y con estas palabras, se retiró entre una gran humarada de densa niebla negra.
James solamente me sujetó con fuerza.

...No tengo palabras...

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