Tourniquet

Hielo

Desperté.

Después de lo que pasó anoche en la fiesta de Meredith no tenía cabeza para pensar en nada más que en lo que él me dijo.

"Sé tu pequeño secreto..."

Me levanté de la cama mientras pasaba mis manos frenéticamente por mi rostro, necesitabamos encontrar las benditas Cartas de Lerman para saber con qué conflictos nos enfrentaríamos la próxima vez que Blackwood se nos acercara.
Me senté en el tocador y tomé el cepillo para lidiar con la terrible maraña negra que tenía en la cabeza, las mucamas entraron y comenzaron a hacer sus deberes, una de ellas dejó sobre la cama ahora tendida un vestido de razo negro, simple y de buen gusto.

Mientras dejaba que ellas me arreglaran el cabello, no dejaba de pensar en las palabras de Quin y en las consecuencias que su nuevo descubrimiento le ocacionarían a mi familia, hasta que...

El azote de las puertas de mi habitación abriéndose hicieron que las tres brincaramos del susto.

-¿¡Qué te sucede!? ¡Estoy cambiandome Marko!-

Pero él ya no me escuchaba.

-Tienes exáctamente quince segundos para decirme qué fue lo que te dijo Quin Blackwood la noche de ayer en el baile.-
-Bueno... yo..- Titubee
-Diez...Nueve...- La irritación en la voz de Marko me puso aún más nerviosa que de costumbre.
-¡Dijo que ya sabía de mi pequeño secreto!-

Él se quedo rígido en su posición, tragué saliva y seguí.

-Y también se... sobre las Cartas de Lerman. Mamá ha escrito de ellas en el diario y necesito...-
-Suficiente- Sentenció- Vamos al Parlamento, ahora.-

Buscó entre mi armario una capucha, me la colocó encima y bajamos por los escalones. Armand, quien estaba en el vestíbulo, se acercó hasta nosotros.

-¿Qué sucedio?... ¡Digan algo!- Me quejé.
-Súbela Armand, nos iremos a caballo. Pasarás a casa de la Señora Hooker y permanecerán ahi.- Los dos me ignoraron, y solamente pude permanecer callada y frustrada.

Armand se sentía más frío de lo normal, su piel incluso estaba fría, no sé cuanto tiempo nos hicimos, al llegar Lyzeth y Meredith estaban en la entrada.

Armand me condujo hacia ellas, quienes rápidamente me abrazaron.

-¿Estás bien?-
-Si... pero...-
-Lyzeth- La voz de Armand la hizo girarse lentamente.- Permanescan ocultas hasta que regrese ¿Entendido?-

Ella asintió.

No sabía qué estaba pasando. ¿Qué podía perturban tanto a mi familia como para alterarlos de esa forma? Lyzeth nos llevó hacia la sala de estar, la Señora Hooker me abrazó fuertemente, tomó entre sus manos mi rostro y con firmeza me obligó a mirarla.

-Victoria, júrame que por la vida de tus hermanos, jamás iras detrás de los Blackwood, no importa lo que escuches...-
-Sra Hooker yo...-
-¡Júramelo!-

Suspiré, Meredith y Lyzeth me miraron espectantes a mi respuesta.

-De acuerdo, trataré de no hacerlo...-

Nos dejó solas y Meredith suspiró. Lyzeth se dejó caer en el sofá mientras me miraba.

-¿Qué es lo que sucede? Victoria... ¿Qué pasa?-
-No lo sé, le he preguntado a Marko y a Armand con insistencia, pero no quieren decirme qué sucede-
-¿Por qué no solicitar una audiencia con el Parlamento?- Meredith sugirió- Tal vez ellos...

-Porque el Parlamento no tiene ni la más minima idea de lo que le concierne al Reino.-

Marko apareció de repente, quitándose los guantes seguido de Armand. Ambos se acercaron a ellas saludando cortesmente besándoles el dorso de la mano. Meredith se sonrojó inmediatamente, dejándome pensando...

-Me sorprende sus ideas Srita. Williquette, pero este asunto no tiene nada que ver con la diplomacia del Reino.-
-¡Déjense de tanto misterio los dos!- Grité. Ya no podía más.- ¿¡Qué está sucediendo!?-

Los dos se miraron. La tensión se podía cortar con una espada.

-Ahora que Quin sabe de tu verdadero origen, mucha gente que quiso hacerle daño a nuestro padre, te lo harán ahora a tí. Eres el blanco más vulnerable... Y hasta que no cumplas con la preparación para manejar el Reino, los Blackwood tendrán más influencias para que no llegues al trono. Nadie debe de saber que eres humana- Relató Marko.
-Y... ¿Qué tiene que ver mi origen? ¿Qué pasará si se enteran que sigo siendo humana?-

Armand desvió la mirada.

-Morirás.-

Demonios...