○|C2: ¿Mi reina?|○

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  El chico mira a su madre sorprendido por lo que acaba de decirle.

  —¿Mi padre? -Este se acerca y hace que lo vea- ¿Estas segura? ¿No te habrás equivocado?
  —Si, Yasu ve a la casa -lo mira.—iré a comprobar que sea así, prometo no volver tarde -le deja un beso en la frente antes de ir en la misma dirección de los jóvenes.

  —¿el talismán se quita con facilidad? -le pregunta al chico que iba junto a él.
  —No, seria imposible para alguien sin energía maldita. Pero eso es lo normal.
  —¡Por la derecha!¡es un atajo!
  —En ese caso, el objeto se fortaleció y como el sello es antiguo, va es prácticamente papel.
  —Sigo sin entender mucho de las maldiciones.
  —¡¿Donde están?!
  —En el cuarto piso. -el joven siente una presión al seguir sus pasos cerca de la entrada.—¿Qué es esta presión?
  —Quédate aquí -le dice el pelinegro que lo hace a un lado para saltar la reja.
  —¡voy contigo! Es peligroso, ¿no? Los conocí hace unos meses pero ya son mis amigos. ¡debo ir!
  —¡Quédate aquí! -le vuelve a decir para pasar en su totalidad del otro lado, dejando solo al chico.

  La mujer se detiene antes de la curva y se asoma para observar al chico parado frente a la reja que impedía el acceso al colegio, cuando lo escucha hablar solo.

  —¿Voy a quedarme esperando como me dijo? ¿A que le tengo tanto miedo? Es verdad, percibo la muerte desde aquí. Le temo a la muerte. ¿Le temía entonces? No me dio esa impresión, no lloré por que estaba asustado, estaba triste. Pero la muerte de mi abuelo y la muerte que tengo adelante..... ¿En qué se diferencia? -este aprieta su puño para luego saltar la reja dirigiéndose al edificio, esta se acerca y atraviesa la barrera como si ni siquiera estuviera.

  —¿Estas aquí? -mira al edificio notando el aura inmensa de muerte.—Espero no equivocarme -respira hondo para saltar la reja y ir en la misma dirección que el chico. En un instante lo pierde de vista pero el ruido de una ventana rota hace que eleve su mirada viendo atravesar una venta del cuarto piso.

  —¡Itadori! -Dice el pelinegro al ver al chico atravesar la ventana quedando sobre la maldición.
  —¡Pero...! -Grita para golpear con fuerza a la maldición para tomar a sus amigos y alejarlos.—Nadie debería.. -Este mira a sus amigos, volteado al chico y mirando a la chica en sus brazos.— ¿Esa es una maldición? No es lo que imagine -Dice para luego ver a la maldición explotar y al pelinegro acercándose a este.
  —quisiera preguntarte que haces aquí, pero lo hiciste bien -Unos lobos comienzan a devorar los restos de la maldición.
  —¿Por que suenas tan engreído? Por cierto, ¿Qué son las cosas que se comen a la maldición?
  —Mis Shikigami. ¿Lo ves? Las maldiciones no suelen ser visibles, a menos que este muriendo o en una situación especial como esta.
  —Si, tiene sentido. Nunca antes había visto un Fantasma ni nada.
  —¿No tienes miedo?
  —Bueno, si pase un buen susto, pero había gente que podía morir de verdad. Lo mínimo que quiero para la gente que conozco es que tengan una muerte digna. En fin, -se levanta con la chica en brazos.—ni siquiera yo me entiendo -Este nota que algo iba a caer del bolsillo de esta por lo que lo toma rápido.—¡Casi!¿era esto?
  —Si -le dice el pelinegro.—El objeto maldito especial, el dedo de Ryomen Sukuna. Es un milagro que no se lo devorara.
  —¿y esto se come?¿Sabe bien?
  —No seas tonto, se hace para obtener energía maldita, es peligroso, dámelo.
  —Claro, Claro -dice este que se lo entiende. Una maldición comienza a brotar del techo haciendo que los lobos gruñan, este lo empuja y los lobos jalan al chico en el suelo.
  —¡Huye! -El impactó en el suelo hace que estos salgan volando algunos metros, una nube de polvo que se dispersa deja ver al pelinegro en las garras de la maldición.
  —¡Fushiguro!
  —¡Nue! -Dice intentado hacer una forma con sus manos, pero la maldición lo lanza contra la pared, dejando ver como los lobos se desasen como arena.
La maldición ataca a Fushiguro, logrando destruir la pared detrás de este lanzándolo a la terraza conjunta.

  La mujer se mantenía algo lejos de los edificios logrando ver la pelea desde una perspectiva diferente.

  —¿Una maldición? -mira a esta.—abra algún objeto maldito talvez. -En eso aquel chico de antes aparece, golpeando a la maldición en la cabeza.
  —¡Itadori! ¡¿Por qué no huyes de una vez con esos dos?!
  —¡Tu también estas en problemas! -dice el chico que es arrastrado por el suelo y luego lanzado al aire.
  —¡Solo una maldición exorciza a otra maldición! ¡No puedes ganar!
  —¡¿Como puedes decirme eso?! ¡Corres el riesgo de morir! ¡Si me fuera a casa, luego tendría pesadillas! Además. -Dice luego de dañar en uno de sus ojos a la maldición, parado en la baranda, la maldición lo ataca y salta frente de Fushiguro.—yo también tengo.... mi propia maldición. -La maldición lo golpea elevándolo del suelo haciendo que suelte el objeto maldito.
La maldición lo atrapa intentando deborarlo pero este lo impide colocando sus piezas a los lados de su boca, tomando impulso para tomar con sus dientes en objeto.                                         
  —¡Idiota!¡dame eso o te va a comer!

  El chico se acerca pero la maldición hacia presión para introducirlo en su boca con todo y objeto maldito. Este lo lanza al aire.

  —¡Existe una manera de salvarlos a todo! ¡Necesito energía maldita, ¿No Fushiguro?!                       
  —¡Para! -Grita este viendo como se come el objeto. Afloja su cuerpo, dejando que la maldición lo devorara cuando destruye los brazos de esta quedando varios metros frente de esta; la maldición se acercaba a velocidad con intención de ingerirlo de una vez, pero el chico la destruye con un simple ataque.

La luna cual estaba oculta detrás de nubes, se hace presente iluminando de apoco el cuerpo del chico, dejando ver los tatuajes en sus rostro. Luego unas risas proveniente de este daban a entender lo que había ocurrido.

  —¡Lo sabía!¡Que bien que se siente la luz contra la piel! -Rompe la parte superior de la ropa del chico, dejando ver el resto de los tatuajes.—La carne de un espectro no tiene gracia, ¿Dónde esta la gente? ¡¿Y las mujeres?! -Se acerca al borde, parándose en la baranda extendiendo sus brazos a los lados.—Que buena época, mujeres y niño se arrastran por doquier como gusanos. ¡Que maravilloso! ¡Será una masacre! -Se ríe y baja su mirada a los pies del edificio notando la mirada de una mujer que de apoco al posarse bajo la luz de la luna llama la atención de Sukuna.

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