( -᷄ ᴗ -᷅ ) donde angry y rindou se ven involucrados en una polémica de su escuela y como castigo deberán asistir después de clases los cinco días de la semana a cumplir con labores.
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ahora recordaba porque no le gustaban las fiestas y porque no iba a ninguna desde que su mejor amigo había cumplido ocho años.
souya miró a su alrededor con una mueca. el olor a alcohol y sudor combinado con distintos perfumes lo estaba mareando. su estomago se revolvía cada vez más, al ver a aquellas personas que no reconocía, besándose unas con otras y hasta queriendo deshacerse de las ropas en el gran sofá de la esquina. por un momento juro ver qué un calzoncillo voló por su cabeza y aterrizó en su esponjoso cabello.
── "la adolescencia y las hormonas." ── cogitabundo pensó el peliazul mientras un suspiro se manifestaba con ávido deseo de irse.
──sou, ¿estás bien? te notó algo raro.
souya kawata necesitaba un milagro al cual aferrarse dentro de aquella sala dónde la música sonaba estrepitosamente. en aquél ambiente dónde con tan sólo una mirada podías contemplar un claro panorama dónde la emancipación de adolescentes tomaba autoridad y desenfrenadamente arrasaban el ambiente cargados de cierta obscenidad y voluptuosidad sin importarle la multitud. dónde sus almas se saciaban avariciosamente de contacto estrecho y sus anatomías se entrelazaban.
un ambiente el cuál a parecer de souya le proporcionaba una ──cierta ── endogena opinión negativa, la cuál prefería mantener aislada en lo más profundo de su subconsciente antes que parecer un aguafiestas. sólo atinó a tragar en seco y tirarse en los brazos de su hermano nahoya; su única salvación.
──¿nahoya? ── se removió el peliazul entre los brazos del mayor.
──¿qué sucede sou?
──tu cuello huele a cigarillos y ... ¿huele a alcohol? ── afirmó sin vacilar y se separó levemente mientras en su rostro predominaba la confusión.
los ojos de nahoya los cuáles habitualmente permanecían cerrados, levemente por arte de magia casi desplegó sus párpados ante la interpelación del menor.
──¿eh? ── tartamudeo ante la acusación de souya. su iris había detonado un pequeño brillo apenas visible pero no fue lo suficientemente discreto. ── no, no. quiero decir es una fiesta es de lo más común que incorpores variedad de olores al relacionarte con tanta multitud, ¿no es así?
el peliazul arqueó una ceja aún con cierta incertidumbre pero prefirió restarle importancia y volvió a regocijarse de seguridad en los brazos de su hermano. por un momento cuándo ladeó su cabeza juro ver a el mayor de los haitani apoyado en la barra con las manos ocupadas de alcohol y cigarillos. pensó que la clara delatacion había sido pura coincidencia pero sus dudas se dispersaron cuándo sus miradas se cruzaron y esté le guiño un ojo.
sus puños se tensaron ante el primer pensamiento que se cruzó por su cabeza y juro que si era acertado iba a usar ésas oxigenadas trenzas rubias cómo cuarta rueda de monopatín.
