Llevo varios minutos esperando a Aledis. Miro continuamente mi reloj. Como de costumbre, tarde. Ella no es la persona más puntual del mundo.
Tras un pequeño rato más, la veo aparecer, por fin.Lleva una sudadera ancha y vieja, con unos leggins negros y el pelo recogido. También lleva unas gafas de sol, que le combinan muy bien con su cara de perezosa.
-¿Tanto te dura la resaca? -le pregunto mientras se va acercando.
-Ja, Ja. Mejor callate, y más te vale que sea bueno lo que me vas a contar, por qué he sacrificado mi siesta por ti.
-¿Siesta? Si te habrás levantado a las doce.
-Que va, me he levantado a las dos.
Suelto una pequeña risa negando con la cabeza, y nos dirigimos hacia dentro de la cafetería cuando Aledis acaba de alcanzarme.
No sé cómo va a salir esto, en la nota no decía nada de que no se lo pudiera contar a nadie. Aunque es de sentido común que si realmente estoy en peligro, lo más coherente sería no decírselo a nadie. Más que nada por qué estaría, supuestamente, poniendo en peligro también a Aledis.
Pero no sé qué pensar sobre la nota, sigo bastante confundida y necesito segundas opiniones.
Una vez sentadas en una mesa, concretamente la mesa del fondo, con vistas al aparcamiento y alejada del baño, se acerca una chica rubia que viste con el uniforme del lugar.
-Bienvenidas a Ru(A)s, ¿Que desean tomar?
- Yo quiero un batido de chocolate con avena y unas tortitas. -dice Aledis frente a mi.
-¿Quiere sirope con las tortitas?
-¿De que tenéis?
La chica lo piensa un segundo antes de empezar a nombrar la extensa variedad de siropes.
-El de arce está bien.
La chica asiente y se toma unos segundo para escribir la orden antes de mirarme a mi.
-Lo mismo, pero sin las tortitas.
-Okay, pues enseguida se lo traemos. -Dice mientras lo apunta en su libreta y con una sonrisa se aleja de nuestra mesa.
Aledis se recuesta en el asiento y me mira directamente.
-Bueno, cuenta.
-Vale, a ver -me muevo en mi asiento pensando en como decirlo- va a sonar de locos, o te vas a reír. O a lo mejor después de lo de anoche te asustas más.
Aledis me mira con el ceño fruncido, y lo que hago es sacar la nota de Nick de mi bolsillo delantero y dejarla sobre la mesa.
-Leelo tú misma.
Ella agarra la nota y empieza a leer, mientras yo giró la cabeza mirando hacia el aparcamiento.
Ella carraspea, lo que me hace volver a mirarla. Puedo distinguir nerviosismo en su rostro y puedo que un poco de miedo.
-¿Estás de coña no?
-¿Crees que sería capaz de inventarme algo así? -agarro la nota y la vuelvo a guardar en mi bolsillo.
-No, claro que no. -ella hace una pausa desviando la mirada- joder, esto es gordo.
-No se que hacer. No creo que Nick se lo haya inventado. Pero esto es surrealista.
-¿Has traído el dinero contigo? ¿Cuánto te ha dejado?
-No y no lo he contado. Pero, es una buena cantidad.

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El secreto de los Hedevane
Mystery / Thriller𝛀 𝛀 𝛀 - Mierda - dice mirando detrás de mí. Me giro para ver lo que él está mirando, y entonces lo veo, un Omega, en mitad del pasillo, con un machete ensangrentado que se dirige hacia nosotros. ¿Cómo ha entrado en la casa? y sobre todo,¿De quién...