Capítulo 7: Ru(A)s

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Llevo varios minutos esperando a Aledis. Miro continuamente mi reloj. Como de costumbre, tarde. Ella no es la persona más puntual del mundo.
Tras un pequeño rato más, la veo aparecer, por fin.

Lleva una sudadera ancha y vieja, con unos leggins negros y el pelo recogido. También lleva unas gafas de sol, que le combinan muy bien con su cara de perezosa.

-¿Tanto te dura la resaca? -le pregunto mientras se va acercando.

-Ja, Ja. Mejor callate, y más te vale que sea bueno lo que me vas a contar, por qué he sacrificado mi siesta por ti.

-¿Siesta? Si te habrás levantado a las doce.

-Que va, me he levantado a las dos.

Suelto una pequeña risa negando con la cabeza, y nos dirigimos hacia dentro de la cafetería cuando Aledis acaba de alcanzarme.

No sé cómo va a salir esto, en la nota no decía nada de que no se lo pudiera contar a nadie. Aunque es de sentido común que si realmente estoy en peligro, lo más coherente sería no decírselo a nadie. Más que nada por qué estaría, supuestamente, poniendo en peligro también a Aledis.

Pero no sé qué pensar sobre la nota, sigo bastante confundida y necesito segundas opiniones.

Una vez sentadas en una mesa, concretamente la mesa del fondo, con vistas al aparcamiento y alejada del baño, se acerca una chica rubia que viste con el uniforme del lugar.

-Bienvenidas a Ru(A)s, ¿Que desean tomar?

- Yo quiero un batido de chocolate con avena y unas tortitas. -dice Aledis frente a mi.

-¿Quiere sirope con las tortitas?

-¿De que tenéis?

La chica lo piensa un segundo antes de empezar a nombrar la extensa variedad de siropes.

-El de arce está bien.

La chica asiente y se toma unos segundo para escribir la orden antes de mirarme a mi.

-Lo mismo, pero sin las tortitas.

-Okay, pues enseguida se lo traemos. -Dice mientras lo apunta en su libreta y con una sonrisa se aleja de nuestra mesa.

Aledis se recuesta en el asiento y me mira directamente.

-Bueno, cuenta.

-Vale, a ver -me muevo en mi asiento pensando en como decirlo- va a sonar de locos, o te vas a reír. O a lo mejor después de lo de anoche te asustas más.

Aledis me mira con el ceño fruncido, y lo que hago es sacar la nota de Nick de mi bolsillo delantero y dejarla sobre la mesa.

-Leelo tú misma.

Ella agarra la nota y empieza a leer, mientras yo giró la cabeza mirando hacia el aparcamiento.

Ella carraspea, lo que me hace volver a mirarla. Puedo distinguir nerviosismo en su rostro y puedo que un poco de miedo.

-¿Estás de coña no?

-¿Crees que sería capaz de inventarme algo así? -agarro la nota y la vuelvo a guardar en mi bolsillo.

-No, claro que no. -ella hace una pausa desviando la mirada- joder, esto es gordo.

-No se que hacer. No creo que Nick se lo haya inventado. Pero esto es surrealista.

-¿Has traído el dinero contigo? ¿Cuánto te ha dejado?

-No y no lo he contado. Pero, es una buena cantidad.

El secreto de los HedevaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora