Capítulo 9: allanamiento de morada

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Estamos caminando por la ciudad, Aledis va a paso rápido, y me cuesta seguirle el ritmo, más aún cuando llevamos 10 minutos igual.

-¿Me puedes recordar por qué estamos aquí? -le pregunto, parandome en seco en mitad de la acera.

-Calla y camina

Ella me agarra del brazo y tirando de mi volvemos a retomar la marcha, esta vez a un paso más lento.

Giramos por la gran avenida, atravesando la calle principal. Dejamos atrás unos cuantos negocios y restaurantes. Hasta llegar a la parte menos comercial de la ciudad, y también, la parte menos transitada.

Aledis y yo paramos frente a un edificio un tanto antiguo pero que luce más moderno de lo que es en realidad.

-¿Es aqui? -me pregunta Aledis.

-Si -ambas caminamos hacia la puerta.

Una mujer de mediana edad sale justo del edificio y con un gesto amable nos sujeta la puerta para que pasemos.
Le agradecemos y ella se despide, dejándonos solas, frente a una escalera y las puertas de un ascensor.

-Aledis, ¿no es un poco raro presentarse es su piso?

-Es solo para descartar ideas locas.

-Vamonos por favor -me giro hacia ella- esto es ridículo, Nick está perfectamente.

-Claro, por eso te contesto a las 10 llamadas de ayer. -dice con sarcasmo.

-Estara trabajando, yo que se.

-Raven, subes, llamas a su puerta, confirmamos que está vivo y nos vamos. ¿Vale?

-¿Y que le digo? -me cruzo de brazos- "hey Nick ¿que tal?, Solo quería comprobar que estás vivo y que ningún sicario o miembro de una mafia te ha matado"

-No seas ridícula

-Ridícula tu, que me has arrastrado hasta aquí. Además, yo debería estar preparándome para salir con Azhael.

-Ahhhh, claro, es eso.

-¿Que?

-Que te molesta estar aquí, por qué preferirías estar con el. -me señala con el dedo.

-Quede con el. Tu te has presentado en mi casa de improviso. -le aparto el dedo que apunta casi a mi cara.

-Esto es más importante.

-¿Sabes que? Como Nick bien -me acerco a ella- me vas a invitar a toda la comida que yo quiera durante un mes.

-Trato hecho -ella se gira hacia la escalera y empieza a caminar. Luego se gira hacia mi- venga, sube.

-Eres increíble.

Poniendo los ojos en blanco la alcanzo, y empezamos a subir las escaleras. Seguimos avanzando hasta quedar frente a la puerta del fondo a la derecha del tercer piso.

Aledis se adelanta y llama al timbre.

-Oye -me quejo.

-Perdon, pero no se te veía con mucha iniciativa.

Miro el reloj, queda menos de una hora para que Azahel vaya a recogerme a mi casa.

Aledis me da un codazo para llamar mi atención pasados unos segundos. Y con cara de preocupación, vuelve a llamar al timbre, esta vez manteniendo el pequeño botón pulsado.

-¡Ves! Te lo dije, de seguro está tirado en el suelo y rodeado por un charco de sangre.

-¿Pero a ti que te pasa? -la miro con el ceño fruncido- habrá salido de casa.

El secreto de los HedevaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora