Capítulo 1: El robo más facíl

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Debido a que este viernes tampoco aparecieron mis bebus. Aquí traigo mi siguiente fanfic jajaaja.

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Ya eran altas horas de la noche cuando pasos humildes tocaban el suelo del pueblo. Un grupo de hombres con máscaras en la cabeza regresaban de una larga jornada de trabajo en los suburbios del oeste.... Ahora, su lugar de descanso se encontraba en los arrabales del sur y para ello, tenían que atravesar las zonas acomodadas del pueblo.

A pesar de recibir las miradas despectivas de varios pueblerinos, que tan seguido los veían pasar, solo abría las posibilidades de pensar que ellos planeaban cometer algún crimen. Pensamientos típicos de la gente más alta que ellos en la jerarquía social. Sin embargo, los bufones los ignoraban completamente, en especial Mumyeong, el alfa dominante del grupo... Sinceramente, eso no le importaba, aunque sí, una idea similar a lo que la gente pensaba había llegado a su mente.

Durante los últimos días recorriendo esas zonas, había un hogar en específico que llamó su atención.

La residencia Lee.

No supo exactamente por qué... Pero algo en ese sitio parecía tentador. Y cuando Mumyeong tenía aquel presentimiento, hacía caso a eso. Desde hace poco había enviado a algunos de sus secuaces a investigar el lugar en caso de intentar algo, y para su fortuna. Todo era más fácil de lo que creyó. Ya que únicamente el lord viudo, quien era un beta y su hijo omega vivían ahí, por supuesto que la servidumbre contaba pero eran irrelevantes.

Finalmente, el bufón pensó que era el momento de llevarse algo de valor, algunas joyas o ropas caras. Lo que encontrara.

El grupo siguió su recorrido hasta que uno de ellos miró detrás de sí, dándose cuenta de la ausencia del alfa.

—¿Y Mumyeong?

Los demás betas se miraron entre sí, como si se preguntaran uno al otro donde podría él estar, sin embargo, después tomaron la idea de continuar su camino. Si Mumyeong se ausentó sin avisar, podría ser que él tomó la decisión de no informar a nadie. Más tarde el alfa regresaría, como solía hacerlo.

Por otro lado, el susodicho cayó de cuclillas sobre el suelo, amortiguado el impacto entre la caída y su peso. Mumyeong había entrado por uno de los rincones más descuidados de la mansión y a pesar de que no era la primera vez que se adentraba a esta clase de lugares, no podía evitar sentirse un poco impresionado cada vez que ponía un pie dentro de las ostentosas mansiones de los nobles... Contempló el patio tan enorme que parecía infinito, con tantos recintos que explorar y al mismo tiempo el saber que en cualquier momento podría ser descubierto, le inspiraba adrenalina... Una deliciosa adrenalina.

Aprovechando la oscuridad de la noche y la tenue luz lunar... Mumyeong corrió hacia uno de los recintos que parecía ser de lo menos concurridos. Se dirigió a la puerta, la cual estaba bloqueada por fuera con un gran tablón. Era extraño que no estuviera cerrada con cadenas, pero en fin... Tal parecía que este era el robo más sencillo que había hecho en su vida. Lo quitó y entró al oscuro recinto, no se equivocaba al suponer que era el sitio más abandonado y desordenado de la mansión, por lo poco que lograba ver, se notaba que al lugar no se le daba mantenimiento desde hace años. No obstante, pudo observar que, entre tanta penumbra, había una habitación de la cual radiaba luz, fue curioso cómo es que todo lo demás estaba deshabitado exceptuando una. Caminó por la madera que rechinaba con cada paso para merodear y revisar cada habitación. La mayoría estaban vacías, no había nada valioso que pudiese llevarse, hasta que en una de esas, encontró una recámara con muebles y llena de objetos, chasqueó la lengua maldiciéndose a sí mismo por no haber traído algún farol o tener una vela a la mano. Pero bueno, se guiaría con el tacto, su poca visión natural y también de lo más que pudiera observar perforando un cuadro de papel para que entrara la luz exterior.

Mejor que el cobreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora