Capítulo 4: Dos seres distintos.

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Por fin!! Después de 1000 años xD
.

Podría dar un paso de regreso, pero, ya estaba ahí... Incluso un gato que salió de la otra pared lo salvó de ser pillado por los guardias de los Lee. Y ahora, ya estaba frente a la puerta de la recámara del muchacho que supuestamente lo esperaba. Si hubiese luz como el Jihwa dijo, le habría sido más fácil llegar, pero, tuvo que guiarse por el aroma que él desprendía, sin embargo, Mumyeong supo que algo ocurría pues, el olor del vino era ácido.

Tan sigiloso como entró, abrió la puerta y la cerró, con pasos meticulosos se acercó a aquella cabellera cobriza que se podía distinguir con la escasa luz de la luna que traspasaba las ventanas.

Se arrodillo ante él, y contemplo lo desordenado de su cabello, parte de su espalda ya que el omega estaba de lado, como es que esa sensual curva se extendía hasta su cadera, tan solo su trasero y de más parte de su cuerpo estaban cubiertos por las frondosas mantas... Un sentimiento extraño se formó dentro del pecho del mayor. Ese aroma ácido en el ambiente y el semblante cansado que a medias podía ver, le generaba una especie de lástima hacia esa bella criatura, no obstante, eso también lo llevaba a una clase de posesión sobre él.

Afortunadamente, no detectó las feromonas de nadie más en esa habitación y eso lo calmó un poco.

Menos mal.

Probablemente el joven Lee realmente lo esperó y eso lo admiró... Incluso, quizá él haya hecho lo mismo que cuando lo encontró por primera vez.

Si el omega estaba solo, sería suyo de nuevo.

Tentado, con su mano toco el hueco del fino cuello y los hombros blancos, delicadamente el alfa retiró los cabellos acumulados en esa parte y los acomodó para que cayeran sobre la espalda de forma tan bella.

A pesar de estar cansado, Jihwa tuvo el sueño ligero y el percibir que alguien lo tocaba despertó bruscamente soltando un jadeo mudo. De inmediato Mumyeong se separó, mientas el joven maestro se incorporaba de manera tan brusca con un gesto agresivo.

Entonces su voz quedó en su garganta cuando distinguió la silueta del bufón con la máscara en su cabeza.

—Mi señor. —escuchó de una voz barítona que provenía de él.

Jihwa inhaló aire mientras sus ojos se abrían con sorpresa. Y por un instante sintió que ese oxígeno se pausaba en su pecho, pero antes de que el sentimiento de la alegría lo envolviera, manifestó su desdén.

—¿Tú? ¿Qué haces aquí? — cuestionó a la defensiva.

—Vine porque usted me lo pidió.

—¡ja! ¿Ya para qué? No llegaste a la hora que te pedí... Maldito traidor —murmuró eso ultimo entre dientes aparto su vista de él.

—Su ciclo no ha terminado.

Entonces lo miró de un vistazo con la misma cara y mejor decidió dejar de hacerlo y darle la espalda.

—No te necesito, es mejor que te vayas antes de que llame a alguien y te saquen.

El moreno fijó más la mirada en él y antes de que Jihwa lograse acostarse, lo sostuvo de los hombros, provocando que rápidamente este lo mirara mal. Sin embargo, Mumyeong habló casi cerca de su oído.

Mejor que el cobreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora