HARRYDio, una, dos, tres y hasta cuatro vueltas en la cama, intentando durante mas de tres horas conciliar el sueño. Procuraba no hacer tanto ruido y despertar a Niall. Sus músculos estaban adoloridos como si un camión le hubiese pasado encima, pero lo peor era el inquietud emocional que estaba experimentado.
Cinco horas antes...
Harry ya tenía trece y era el único chico en su disciplina que estudiaba en ese internado, el resto de sus compañeras eran solo cuatro chicas, la mayor estaba alrededor de los dieciséis y la menor apenas tenía cinco.
Recién habían terminado la rutina en pareja y todo había salido muy bien. Harry y Melanka asistirían una competencia la siguiente semana, si todo salía bien, el dúo tendría la oportunidad de presentarse a las nacionales en Moscú donde podían ser elegidos ya sea en pareja o como solo. Se había cumplido un año desde que las ultimas olimpiadas se llevaron a cabo en Holanda y los preparativos para las siguientes, empezaron solo dos días después de eso.
Tres años podría parecer mucho tiempo, pero cuando quieres ser parte de la federación olímpica de uno de los países mas competitivos del mundo, ese lapso es demasiado escaso cuando lo que buscas es destacar y que te elijan, pasa tan rápido al igual que el agua reunida entre las manos se desliza a través de los dedos.
Observo con atención a la chica de cabello negro y ojos grises que ajustaba las agujetas de sus patines, era bonita, muy bonita con su piel lechosa y delicada figura -pensó Harry - Cualquiera que se topara con ella pensaría que es una tierna e inocente chica... nada más lejano de la realidad
-¡Acaso tengo monos en la cara! -escupió Melanka- Mueve ese flácido trasero y ven aquí aún no estoy satisfecha con la vuelta, tiene que ser perfecta y apenas es aceptable.
Se cruzo de brazos y apresuro al menor, si así era ella, demasiada amargura, perfeccionismo y orgullo encerrados en un bello empaque con forma humana.
El rizado se deslizo por el hielo, quedando a pocos centímetros de quien ahora era su verdugo, quien lo levantaba a las cinco de la mañana y lo obligaba a entrenar hasta que sentía sus extremidades arder. Se coloco en posición, apenas un paso atrás de su compañera, con la mano izquierda extendida apenas sujetando la ajena, su derecha sosteniendo la espalda de la chica.
-¡Ahora! -ordeno la pelinegra a una de las niñas sentadas en las gradas.
Las melodiosas notas se hicieron presentes, dulces y relajantes."Experience" de Ludovico Einaudi. Ambos jóvenes recorrían el hielo con una gracia impresionante y resultaba imposible no prestarles atención, juntos irradiaban poder.
-¡uno, dos, tres...!-contaba la chica- ¡Concéntrate!
Al cabo de treinta minutos parecía que por fin las expectativas de Melanka habían Sido superadas, dejo al rizado descansar y ella siguió con lo suyo.
-¡Styles!
El nombrado levanto la vista hacia el hombre que había irrumpido en la pista.
Alexey Smirnova venía caminando a paso decidido hacia donde las dos pequeñas y Harry se encontraban charlando. Aunque no venía solo, el chico tardo un segundo en detallar al sujeto que caminaba tras el director del internado.
-Niñas vayan al comedor, tengo que hablar con Harry unicamente -pidió, a lo que las infantes asintieron llevándose a Melanka con ellas.
Los tres quedaron solos en la inmensa pista, permanecieron un par de segundos en silencio. El menor mantenía la cabeza gacha, observando sus manos entrelazadas, podía sentir como las miradas de ambos adultos le atravesaban.
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SOBRE HIELO || Larry Stylinson
Fiksi Penggemar-Eso es ridículo -respondio Harry con su marcado acento ruso que le hacía rodar de más la letra "r" -¿quieres apostar? -Jamás me enamoraría de ti -Yo no estaría muy seguro de eso sí fuera tú. Nada pierdes con darme una oportunidad -Vete ya, tengo qu...