Abuelo Pedro // AU Encanto

La torre de Bruno (Maratón 2/2)

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Mirabel no pudo dormir, no dejaba de pensar en lo que había pasado en esa ceremonia y no se sentía tranquila con la respuesta del abuelo. Algo pasaba con el milagro y era ella quien debía solucionarlo, parecía ser la única a la que verdaderamente le preocupaba y haría una investigación por su propia cuenta.

- Casita ¿Te sientes bien?- le preguntó

Casita no puede hablar, pero le dió a entender que no moviendo las ventanas con desgano.

- Te entiendo- decía incorporándose de la cama- prometo que te voy a ayudar, solo no sé cómo hacerlo- la casa señaló una foto de Dolores, como tratando de decirle que hablase con ella

- No es mala idea ¿Sabes? Qué mejor que preguntar sobre lo que sucede en casa a la persona que oye todo en la casa, le hablaré mañana

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Era la hora del desayuno, todos se estaban preparando para comer y Mirabel se dirigió a su prima, quien se estaba sirviendo unas arepas, pero esta resultó ser Camilo tratando de comer más y fue regañado por su padre y golpeado por Casita. No obstante Dolores la escuchó y se dirigió a ella para saber qué necesitaba.

- Tú escuchas todo lo que sucede ¿Sabes algo del milagro?

- La verdad no

- ¡Pero!

- Peeero, puedes hablar con Luisa, escuché varias veces el tick de su ojo y ella solo lo tiene cuando algo le preocupa, hmh.

Luego se sentaron a comer, la familia estaba hablando sobre el compromiso de un joven llamado Mariano Guzmán con Isabela, tenían todo planeado y solo faltaba que los Guzmán quedaran para cenar con ellos y platicar los últimos detalles.

- Este será uno de los compromisos más importantes en nuestra familia- decía el abuelo- Dolores, ¿Ya tienen fecha?

- Esta noche, después de la boda quieren cinco bebés- dijo afinando su oído y escuchando lo que decían en la casa de Mariano

Isa no pudo evitar sonrojarse al pensar en esos "cinco bebés", causando que en su cabeza crecieran un par de flores rosadas.

- Perfecto, un joven guapo como Mariano junto a nuestra linda Isabela- decía el abuelo tomando y apreciando la única flor blanca que creció en la cabeza de la joven, para luego dejarla en su lugar nuevamente- nos traerán una nueva generación de bendiciones mágicas

Después del desayuno Mirabel siguió a su hermana Luisa, quien se iba al pueblo para cumplir con sus labores diarias. Constantemente le preguntaba si estaba bien y si sabía algo del milagro, ella decía que todo estaba en orden y que no tenía idea de si algo le pasaba a la vela o a la magia, pero por el tono de su voz se notaba que estaba mintiendo.

- Estoy completamente bien, no tienes que preocuparte

- ¿Segura?

- Sí

- ¿Completamente segura?

- Sí

- ¿De verdad?

- ¡Qué no pasa nada!

- No parece

- Lo siento, no tuviste que ver eso. Estoy bien, soy fuerte, puedo con todo... Dios - dijo en un suspiro- Es mucha presión, ¿Sabes?

- Perdón Luisa, no sabía que te sentías así