way back home › chanlix

veintisiete.

Advertencias: Chan!Alfa x Felix!Omega. Un poco de angst y fluff.

No les extrañó que, el día lunes en la mañana, hubieran recibido una llamada de Joohyun diciendo que Soobin solicitó la intervención de un mediador para ver el tema de la custodia.

Era algo que se imaginaban desde el momento en que ese alfa se fue del departamento. De seguro aludió a que Felix no puso de su parte y por eso las cosas acabaron mal, pero a él realmente no le importaba lo que pudo haber dicho ese idiota de él. Aunque eso no quitaba que le preocupara lo que podía decidirse en esa nueva mediación, pues ya era bastante evidente que tendría que ceder unos días para que Seungmin los pasara con Soobin.

Temía lo que pudiera ocurrir si se quedaban a solas. Tal vez el alfa no lo sabía, sin embargo, era bastante evidente que a Seungmin no le interesaba estar con Soobin ni tener nada con él. Se lo dejó claro ese mismo día.

—¿Recuerdas a Soobin, Min? —le preguntó Felix una vez la llamada se acabó—. ¿El hombre que nos visitó hace unos días?

—Bu —barboteó el bebé, jugando con una pequeña pelotita de plástico que tenía—. ¡Popo!

—Bueno, sí, popo —dijo Felix, sin pensarlo, antes de corregirse—. ¡No, broma!

—¡Popooooooo! —gritó Seungmin, riéndose.

Felix sólo suspiró, besándole la frente a su cachorrito antes de que volviera a jugar con la pelota, aunque eso terminó en un pequeño desastre al golpear un jarrón y se rompió en cientos de pedazos. En ese momento, además, llegó Chan.

—¿Qué ha pasado aquí? —preguntó el alfa, viendo los trozos en el suelo.

—¡Cak! —trató de explicar Seungmin apuntando a su pelota, y Felix le miró con reprobación.

—Ven, vamos a recogerlo con cuidado —el omega tomó la pequeña escoba que Seungmin tenía y con la que lo ayudaba a hacer aseo. Era importante que desde pequeño su bebé aprendiera a ser limpio y ordenado—. ¿Cómo se dice, Min?

—Mmm... —su cachorrito movió la escoba, apenas juntando los trozos rotos—. ¡No más!

No era lo que esperaba, pero al menos pareció comprender que esas cosas no se hacían. Peor era que desapareciera y no se hiciera cargo de sus acciones.

Esa noche, Chan se dedicó a consolarlo otra vez, sólo que de otra forma. Felix necesitaba un poco de consuelo sexual, en el sentido de que deseaba que su pareja le demostrara lo mucho que lo amaba. Era bonito sentirse deseado y querido.

—Te amo mucho, mucho... —le susurraba el omega con cada nueva embestida, abrazando a Chan y apenas permitiendo que se separara de él.

—¿Sí? —jadeó Chan a su oído, besándole el cuello—. Yo te amo más...