way back home › chanlix

veintiocho.

Advertencias: fluff y angst en este capítulo.

Las siguientes semanas pasaron demasiado rápido para el gusto de Felix. De pronto, se cumplieron dos meses desde que se veía obligado a ir los sábados al departamento de Soobin, pero las cosas apenas cambiaron.

Seungmin no parecía muy interesado en generar un lazo cercano con el alfa, y por parte de Soobin, era difícil de saber. Es decir, cuando iban a verlo, era paternal (o fingía serlo) y trataba de jugar con el bebé, sin embargo, tampoco es como si se interesara el resto de la semana. No lo llamaba ni se aparecía por el hogar de Felix, y por lo mismo, el lazo que podía generar con el cachorro era mínimo.

Sin embargo, eso tampoco quitaba que la mediadora tuviera que actuar. Ni a Felix y Chan les sorprendió que, pasados esos dos meses, la mujer dictara que era momento de que el bebé estuviera a solas con Soobin (y ella, mientras). Felix ya no tenía porqué quedarse con ellos, considerando que ya le había enseñado suficiente a Soobin para cuidar de Seungmin.

—No está preparado —barboteó el omega al recibir la noticia.

—Claro que lo está —suspiró Naehwan—, has hecho un buen trabajo, Felix. Soobin ya sabe muchas cosas.

No me refiero a Soobin, quiso decir, sino a Seungmin. Él no está preparado.

Pero no contestó, sabiendo que no tomarían en cuenta esas palabras. Si bien Seungmin no se veía interesado en el alfa, tampoco es como si le desagradara por completo. Es decir, no mientras Felix estuviera a su alrededor. Ahora, Soobin podía tomarlo en brazos (aunque Seungmin siempre miraba a mamá, como esperando su aprobación), y se dejaba alimentar por él. El problema real y más grave, pensaba Felix, era que cada vez que él desaparecía de la vista de su hijo, Seungmin empezaba a llorar sin consuelo alguno. Sólo la semana pasada, en la última visita, su cachorrito se encontraba pintando en su librito y Felix decidió ir a comprar algo a un pequeño negocio que quedaba en frente. Se encontraba esperando el ascensor cuando el llanto del bebé resonó en todo el piso, y trató de controlarse, bajando hacia recepción. Acababa de salir del edificio y recibió la llamada desesperada de Soobin de que se devolviera, porque no podía consolar a Seungmin.

Se devolvió deprimido a su hogar, pues recibió la llamada al encontrarse en la universidad. La felicidad que había experimentado horas atrás, al contarle que la siguiente semana iniciaría su primera práctica en un jardín infantil, se desinfló por completo. Ahora sólo quería abrazar a su cachorrito y llenarlo de amor.

Chan ya estaba en casa, ya que esa tarde no debía trabajar y decidió irse temprano para cuidar de Seungmin. La cena, por lo mismo, se encontraba preparada para el momento en que llegó, con el bebé jugando con Chan a identificar animales.

—¡La muuuu! —exclamó Seungmin cuando su padre le mostró el animal de plástico.

—Sí, pero su nombre, Min —animó Chan—. ¿Cómo se llama?