In Other Words

La emperatriz de la carnaza

Después de la guerra el continente se veía afectado, sus habitantes se notaban tensos pues aún existía amenaza de una guerra a futuro. Uno de los generales del continente se encontraba reclutando soldados para el ejército pues había perdido a muchos en la última batalla; por lo mismo fue a diversos pueblos a buscar hombres fuertes para la batalla

Su búsqueda de guerreros lo llevó a un pueblo a los pies de la montaña, "la carnaza" era un secreto a voces, una arena de batallas donde los más fuertes guerreros se enfrentaban por una gran cantidad de dinero

- ¿Realmente crees que podamos reclutar a esos luchadores? - cuestionó el erizo azul

- Si encontramos el precio adecuado podremos conseguir buenos luchadores - intervino el azabache

- Estamos contratando mercenarios? - cuestionó el cobalto

- Básicamente, tú solo enfócate en encontrar hombres fuertes

- Es difícil con tanta mujer hermosa en esta cuidad

- Ese es el atractivo turístico idiota; los mejores guerreros vienen aquí sólo por el comercio sexual

En aquél entonces sólo los hombres tenían derecho a pelear, las mujeres eran relegadas a las labores del hogar y de "compañía"

Ambos guerreros fueron a la arena de batalla con esperanza de encontrar un guerrero formidable, vieron a muchos pero realmente ninguno les convenció del todo

- ¿Se supone que estos son los mejores guerreros? - cuestionó el azabache viendo la peleas de los mercenarios

- Son buenos - dijo el cobalto al ver como terminaba la pelea

- Pero no lo suficiente - el ebáno se subio a las rejas

- ¿Qué piensas hacer?

- Me dijeron que solo el guerrero más fuerte es quien controla este lugar. Voy a retarlo - Shadow salta al centro de la arena de la batalla y con una postura altanera gritaba - Reto al dueño de este establecimiento a una pelea

Una figura enmascarada y cubierta con una capa saltó hacia el centro del escenario

- Acepto tu reto - de un tirón lanzó la capa y la máscara que la cubrían

El azabache y el azulado se encontraban notablemente sorprendidos, la mujer que estaba frente a ellos cubría su pecho sólo con vendajes que no dejaban nada a la imaginación, los músculos de su torso y sus brazos se veían marcados y bien trabajados; además de vestir un pantalón y botas militares

- Mis ojos están aquí - llamó la atención una molesta Amy

- No tendré piedad contigo por ser mujer - dijo el azabache mientras tiraba su chaqueta

- No espero que la tengas - sentenció la mujer

¿Cómo era posible que una mujer fuera líder de aquel lugar? Era insólito creer que se había ganado el puesto por sus méritos, o eso creían pues jamás habían visto a una mujer como un guerrero o un igual

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Casi al final de la guerra y como última arma del imperio enemigo, una tropa de soldados quiso atacar a una de las ciudades más grandes, invadiendo la zona por las montañas nevadas; lastimosamente el clima hostil no tuvo piedad de los soldados

En aquél frío invernal, solo un soldado logró sobrevivir, un león rosa; su raza era sumamente llamativa no sólo por su color de pelaje sino también por su ferocidad al pelear, pues se destacaban por ser ávidos guerreros, se decía que solo uno de ellos podía derrotar mil soldados. Pero esta raza no era residente al frío