I AM [YoonSeok]

VI

Leve contexto:

En una de las cuantas zonas de Daegu se comenzaron a hacer presentes múltiples desapariciones de niños y niñas lo cual estaba comenzando a hartar al integrante menor de la familia Min quién tras haberse expresado hacia las noticias sobre dicho tema y después de haber discutido con su padre al punto de recibir un golpe por parte de este, decidió adentrarse hacia aquella gran residencia de la cual se decia que habitaba un "fantasma", un "ser inhumano" sin saber si volvería a ver la luz del sol.

Capitulo anterior:

-Han pasado dos días, lindo.-susurró el pelivino.

Una nueva risa se volvió a escuchar esta ver un tanto ronca sobre el cuello de Yoongi haciéndole tragar saliva a duras.

-Por un momento pensé en abrirte.

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En sus corta vida había experimentado tales sensaciones, en su corta vida había estado es una situación como tal mucho menos se imaginaba que estaría temblando y respirando tan rápido que pensó que su vida estaba apuntó de terminar, apesar de no estar atado a nada todo su cuerpo era incapaz de moverse más que para subir y bajar su pecho con gran velocidad, transpirando sin piedad, siquiera derramar lágrimas lograba y sus piernas junto a sus manos eran inservibles por los fuertes temblores ¿en qué mierda había pensado al adentrarse a un lugar así? ¿Acaso creyó qué sería cómo un museo? Pudo incluso haberse encontrado con algún delincuente normal no obstante esa persona era aún más que eso.

Era inhumano.

Interna y psicológicamente hablando puesto que por apariencia era un hombre de aproximadamente la misma edad que el pálido presente más en su interior todo no estaba como debería, estaba corrompido y podrido, lo único que pasaba por la mente de aquel chico era el necesario líquido rojo. Por su cabeza solo pasaba la fatal idea de poder terminar como todos aquellos pequeños cuerpos que se hallaban en dicha sala la cual se encontraba en un estado asqueroso, paredes húmedas llenas de moh y en el suelo yacian extensos charcos de sangre coagulada y fresca, estaba seguro que acabaría igual y que nunca más volvería a ver el exterior.

Pero ¿Quién le había dicho que entrará en dicho lugar? Si no fuese por si mismo siquiera estaría inmóvil y con un loco lamiendo su cuello en dicho momento, siquiera lograba reaccionar para poder alejarlo comenzando a temblar y sudar a su vez, al yacer en el suelo la sangre que en este manchaba se inpregnaba en sus pantalones y en sus palmas que luchaban por sostener su cuerpo que inútilmente intentaba alejarse del pelivino más todo a su alrededor se detuvo al momento de escuchar de nueva cuenta aquella risa que tanto escalofrío le causó al primer instante de escuchar, risa entre pausada, subiendo y bajando su tono mientras se alejaba del pálido.