— ¡Oye, deja mis cosas! —Se acercó a donde la infante para tirar del extremo libre de la enorme bolsa llena de estatuas, ignorando el polvo que desprendian sus preciadas estatuas— ¡Esto se queda aquí!
— ¡Papá suéltalo! ¡Esto se desmorona! ... —Sujetó la bolsa con ambas manos, jalándola con todas sus fuerzas para que el otro lo soltara— ¡Papá!
La lucha por la polvolsa bolsa llena de estatuas en un, muy probable, estado de desaparición duro algunos minutos más hasta que el teléfono de la casa comenzó a timbrar, haciendo que ambos se miraran desafiantes entre ellos mientras detenían sus movimientos.— ¿No irás a responder el teléfono? —La mirada jade-violeta de la pequeña se afilo.
— ¿Por qué no respondes tú? —El agarre que tenía en la bolsa no disminuyo.
— Tú eres el adulto.
— ¿Y? Eso no significa que yo siempre deba de responder las llamadas.
— Podría ser el tío Sky con alguna misión para ti. —Se acercó más para intentar atemorizar a su padre— Deberías responder el teléfono.— Podría ser Esmeralda que quiere hablar contigo de esas cosas que hablan las niñas. —Imitó a la infante, golpeando su frente con la más pequeña en una lucha de voluntades.
Mientras ambos tenían una lucha de miradas, el teléfono seguía timbrando en espera de ser atendido pronto por alguno de los ocupantes de la casa hasta que finalmente, quién fuera que llamara dedicaría a colgar haciendo que el timbre dejara de sonar.
— Pudo ser algo importante. —Mencionó la eriza-murciélago sin desistir en su agarre.
— Esto es mucho más importante que cualquier otra cosa.— Solo son un montón de estatuas rotas que llevas guardando aquí desde quien sabe cuánto tiempo. —Tiro de nuevo de la bolsa— ¡Es un milagro que no tengamos plagas aquí arriba!
— Estas exagerando. —Musito— No es para tanto.
— ¿Qué no es para tanto? —Por fin soltó la bolsa de estatuas, dejándola caer al suelo antes de ir hacia el fondo del desván— ¡Tienes un montón de basura inservible aquí, papá!
— ¡Hey! ¿Qué haces abriendo mis cosas? —Olvido sus preciadas estatuas para ir detrás de la pequeña— ¡Deja de revisar todo! ¡Suelta mis cosas!
Rocknia abría con cierto temor todas las cajas que su padre arrincono en lo más profundo del desván encontrando desde zapatos algo viejos, guantes que estaban rotos, revistas muy viejas, incluso colchones puf agujerados. Por cada cosa que la pequeña erizo-murcielago metía en las bolsas, Rock las sacaba y volvía a esconder en algún lugar lejos de la vista adolescente. Este proceso se repitió por al menos una cincuenta veces en menos de una hora.
Finalmente el hambre había hecho aparición en el estómago de Rock y este había dicho que iría a buscar algo de comer, lo que significaba que iría a casa de sus tíos Scoop y Sky para que le ayudaran con eso. Así que probablemente regresaría en dos horas, más que nada porque su tío Sky le ofrecería algo de comer mientras esperaba y su padre aceptaría sin rechistar lo que significaba que tragaría hasta mas no poder. Eso le tomaría bastante tiempo.
Termino de revisar las primeras cajas que ella consideraba y aseguraba eran basura pura. Secó el sudor de su frente con el dorso de su mano ¿Cómo es que su padre podía guardar tanta porquería sin hacer que la casa apestara? Dio media vuelta para mirar las diez bolsas repletas de basura mientras sonreía satisfecha por su labor. Para ser una chica de 14 años lo estaba haciendo bastante bien.
Ahora el problema era que no sabía cómo bajar esas bolsas hasta el patio y destruirlas antes de que llegara su padre e hizo un berrinche para intentar subir de nuevo todo lo que ya había conseguido limpiar.
— Esto debe pesar una tonelada... —Se acercó a una de las bolsas— En serio ¿Cómo es que papá puede guardar tantas tonterías? —Trato de levantarla sin lograr moverla ni un solo milímetro— ¡Por Chaos!
Decidiendo que más tarde pensaría en que hacer, continuo con la limpieza. Tomo uno de los plumeros para comenzar a quitar el polvo de las cajas que había detrás de todas las porquerías que su padre guardaba sin necesidad.
— Hay muchísimo polvo aquí... —Se puso el cubre bocas mientras seguía sacudiendo el polvo— ¿Hace cuánto que no limpias aquí papá? —Murmuró molesta— Si esto está así, no quiero ni imaginarme como se encontrará tu habitación.
Continuo con la limpieza del fondo del desván ya sin extrañase de encontrar caja tras caja llena de porquerías o tonterías que su padre creía que valían algo, sonriendo con diversión cierta al encontrar cosas hasta hacer muecas de desagrado al tomar otras tantas que no eran nada ordinarias.
Observó su reloj de pulsera notando que ya habían pasado cuarenta minutos desde que su padre se fue, así que no iba nada lenta. No por nada era hija de Sonia Rose The Hedgehog, la eriza más veloz del mundo. Bastante orgullosa de lo que estaba logrando se decidió a terminar de una vez por todas con el desastre del desván para poder ir hacia la habitación de Rock que sin duda alguna ya comenzaba a darle migraña de solo imaginar toda la basura que encontraría ahí.
— Cuando termine tendré que llamar un camión recolector para que se lleve todo de una sola vez. —Murmuro mientras iba a revisar las cajas que estaban cerca de la puerta que llevaba al desván— Bien, solo faltan estas tres cajas y habré terminado.
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Ojalá pudiera...
Short StoryOjalá estuvieras a mi lado ojalá me vieras crecer ojalá pudieras estar con nosotros y no donde estas, ojalá pudiera estar contigo