- "I don't know how to make it stop..."
¿Existe el mundo perfecto, la pareja perfecta, la vida perfecta?
Casi todo el mundo tiene una clara respuesta a estás preguntas: rotundamente NO.
Sin embargo, es frecuentes desgastarnos buscando algo que raci...
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Una pequeña niña pelirroja caminaba hacia la habitación de sus padres luego de escuchar que el mayor de los Gillies la había llamado con urgencia, llevaba un vestido florado y su cabello atado en una cola de caballo alto; siempre le había gustado llevar su cabello amarrado. Entra a la habitación y escucha unos quejidos y se preocupa al instante pensando que algo le estaba pasando a su padre.
— ¿Papi? ¿Estás bien? —su voz aniñada provoca otro quejido, por lo que se acerca lentamente donde estaba su padre acostado boca arriba.
— ¿Tu mami salió?
—Sí, pero dijo que te ayudara en lo que necesitaras—responde con inocencia. — ¿Necesitas ayuda, papi?
El adulto le sonríe a su hija mientras asentía. —Solo debes quedarte quieta y en silencio, preciosa, yo haré el resto.
Echo se mira en el espejo fijamente rebobinando en su mente el beso con Nate, preguntándose por qué lo había correspondido si la que le gustaba era Rue y no su amigo. Cierra sus ojos e inconscientemente lleva sus dedos a su boca recordando la sensación de los labios de su mejor amigo en los de ella y se sintió bien; sin embargo, se asustó.
—Imposible. —se niega a la posibilidad, pero entonces a su mente le llegaron todos los momentos junto a él y como Nate siempre estaba con ella, apoyándola. Incluso fue el único que estuvo con ella después de lo sucedido con su profesor, su cabeza es un lío en esos momentos y deseó nunca sentir los labios de Nate sobre ella. —No me puede estar pasando esto a mi.
Molesta, empieza a prepararse para la fiesta a la que iría y se dispone a pensar que estará con sus amigos y con Rue. No quería preocuparse por un hombre, quienes siempre le daban problemas.
La puerta se abre revelando a uno de sus más grandes problemas y suspira mientras que subía su falda verde. —Debes aprender a tocar la puerta.
Dave sonríe con picardía mientras que entraba a la habitación de su hija sin importarle mucho lo que ella le decía. —Acabo de llegar y tu madre está dándose una ducha—comenta admirando el vestuario de su hija con una sonrisa. —Estás preciosa, mi amor.
—Lo sé, ahora vete.
— ¿Por qué esa mala forma de hablarle a tu padre? —pregunta con sorna. — ¿Quieres que te de un castigo para que me respetes? —Echo traga en seco alejándose de su padre cuando este se acerca, Dave solo ríe divertido. —Eso pensé... tu madre me dijo que estaba cansada para estar con su esposo y me dio autorización de pasar un rato de calidad con mi querida y perfecta hija.
La pelirroja sintió terror. —Lo siento, hoy saldré y pensé quedarme en c-casa de una amiga.
—Pues eso tendrá que cancelarse, sabes que a papi no le gusta que no lo obedezcan—susurra mientras acaricia el rostro de Echo, ella solo cierra sus ojos asustada. —Te permito que vayas a esa estúpida fiesta, pero necesito que regreses para pasar un tiempo con tu papi.
