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—Deja de hacerte el imbécil cosa dos, y ayúdame con las luces, ponlas allá—demanda la pelirroja a uno de los hermanos menores de su amigo. Echo supervisaba que todos hicieran sus trabajos para poder irse a cambiar, y Nate a lo lejos sonreía al verla frustrada de que no hicieran lo que les ordenaban. —Tú, deja de mirarme y coloca eso en la barra.

—Sí, con Echo mi madre no notará la diferencia.

—Cierra la boca, McKay—habla caminando hacia sus amigos, ambos sonríen al verla controlar todo. —Necesito que me lleves a mi casa, ya siento la testosterona en mi ropa.

Y es que al llegar, los amigos de Nate y Chris se quitaron las camisetas con la excusa de que hacía calor y era más cómodo trabajar así. — ¿Desde cuándo soy tu chofer?

—Desde que sacaste la licencia, ahora vamos—responde, agarrando sus cosas y despidiéndose de Chris, quien se encontraba riendo por la pequeña discusión. —Te vas y te cambias con lo que dejé en tu cama, y te rocías con esa colonia que me encanta.

—Espera, ¿subiste a mi habitación?

—Nos vemos, guapo.

—Es una maldita loca—susurra Nate sacando las llaves de su camioneta, cuando la pelirroja se aleja del moreno. —Cuando se pone perfeccionista, es...

— ¡Jacobs!—grita desde la terraza. —Si estás hablando mal de mí, juro que termina nuestra amistad.

—Claro que estoy hablando mal de ti, de eso se trata nuestra amistad—responde, y Chris niega. —Ya vuelvo, sabes lo histérica que se pone cuando no le obedecen.

Echo mira el reloj en su muñeca y se gira cuando su amigo sale de la casa. —Eres un jodido idiota.

—Pero amas.

—Desgraciadamente—responde, mientras que entraba a la camioneta. —Nate, quiero que te comportes, ¿sí? No quiero tener que sacarte de una pelea, tampoco quiero que provoques a Maddy, porque siempre me llevo todo el desastre.

—Tranquila, no dejaré que Maddy te haga algo—dice, pero no era lo que Echo quería escuchar, por lo que la mirada de la pelirroja va al instante al castaño. —Trataré, lo prometo.

—Dios, creo que tu relación con ella es más toxica que la de Justin y Selena—se queja llevando su mano hacia el inicio de su nariz, la risa de Nate logra sacarle una sonrisa a la chica, y es que pueden estar molestos con el otro, pero es tan fuerte su relación que mandan a la mierda los problemas. El resto del viaje fue en silencio y cómodo, mientras que de fondo se podía escuchar la música.

La pelirroja suspira al ver el auto de su madre parqueado, dándole a entender que tendría una discusión con ella antes de irse a la fiesta, lo cual le jodia el ánimo.

𝙿𝚎𝚛𝚏𝚎𝚌𝚝 «Euphoria»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora