*Este one-shot fue inspirado por la canción "Hot Bummer Girl" de Black Bear, se las dejo en la partecita de arriba.
*Avisito, me alejé un poco bastante de la letra o el tema de la canción, más que nada me basé en el sentimiento que me provocaba.
***
—¡Jodete Pietro— le gritó al celular— tú y todos tus estúpidos amigos de mierda! No quiero saber nada más de ti imbécil.
La chica colgó la llamada antes de que Pietro dijera una sola palabra. Su relación iba en picada y cada vez que ella planeaba alguna salida con él, prefería irse de fiesta con sus amigos, estaba exhausta de sus jugarretas estúpidas y de como su ego saltaba a las nubes por ser un "héroe", de como sus amigos le lamían los pies, olvidando por completo como ella salvó su trasero ese día.
Hoy no sería así, estaba decidida a hacer todo para divertirse y eliminar de su ser ese mal trago con él. Tomó su mejor vestimenta y se maquilló solo un poco más de lo habitual; celular, llaves, casco, chaqueta y estaba lista para dejar su apartamento sin remordimiento.
—¿Wanda?
—Hola Reyna, ¿Qué tal?— respondió la melliza alegre.
—Voy a salir y probablemente no llegue a clases mañana— habló ya en el estacionamiento— mucho menos a los entrenamientos... Será que, no sé, ¿podrías cubrirme?
—Claro que sí linda— respondió— ¿Qué hay de Pietro, está contigo?
—Oh mmm... Terminé con eso.
—Ya entiendo, mi hermano puede ser un imbécil cuando se lo propone— respondió menos alegre— Pero bueno, no son mis asuntos, cuídate mucho Rey— Reyna agradeció y dio por terminada la llamada.
Harry's estaría abierto toda la noche y Reyna quería apostar todo lo que tenía, unas carreras no le matarían.
Sin dudarlo tomó el casco y arrancó a toda velocidad; una hora después se encontraba en el recinto, una gran cantidad de gente se divisaba en las graderías gritando y animando a los corredores, se encontraba justo como la última vez que estuvo ahí o aún más lleno.
—¡Reyna!— escuchó su nombre tras ella— Llegó la reina de la pista señores— lo último sonó en altavoz del lugar haciéndola reír y causando que la multitud se volviera loca.
—Harry, el viejo y loco Harry— se abrazaron— ¿Cómo ha estado todo?
—Todo perfecto hasta que me llamaste viejo. Dime que correrás esta noche— rio el pelinegro.
—Bueno, ya le prometiste una reina a la pista y aquí estoy— respondió la chica sacando de su bolsillo cuatrocientos dólares y poniéndolos en sus manos.
—Hoy se come familia— la castaña se estalló en risas.
La pista la llamaba, pero no muy lejos de ahí se desataba Troya.
Pietro estaba vuelto loco, llegó al apartamento de Reyna, media hora después de la discusión, dando por sentado que sería como las otras veces, en su mente unos besos apaciguarían el enojo de Reyna, subestimándola sin precedentes.