Las palabras de Ajak me dejaron en trance, yo junto a quienes amaba eramos solo un seres inorgánicos, con el único propósito de destruir lo que amaba, de destruir la tierra.
—No estoy viva...
Mis manos temblaban, no quería cambiar justo en ese momento. Los gritos de Jaley inundaban mi mente impidiéndome procesar lo que pasaba, pero obligándome también a no permitir que ella saliera a tomar el control.
—Sé que puede resultarte complicado de entender Leah, pero...
Justo en ese momento explotó, Jaley salió tomando el control y encendiendo nuestro cuerpo en llamas.
—¡Tú no sabes nada Ajak!
Gritó Jaley llamando la atención de todos los eternos que se encontraban en las afueras de la pirámide.
—Mi hermana no sería capaz de esto— habló con enojo— pero que eso no te haga creer que no lo haré yo. Nuestra vida no es real para ti, no solo reales según tú dios, pero esa no es nuestra verdad, y lo sé, se los demostraré a todos.
Los eternos se presentaron justo cuando Jaley estaba acercándose peligrosamente a Ajak para tomar el orbe en su pecho y comunicarse con Arishem ella misma, sus intenciones eran claras, pero la probabilidad real de llegar lograrlo era completamente nula, incluso si los eternos no hubieran evitado que siquiera lo intentara.
Druig entró en su mente, encontrándose a Leah llorando en un rincón, inmediatamente puso a dormir a Jaley, y por defecto al cuerpo que compartían las hermanas.
—¿Qué acaba de pasar?— cuestionó Druig de inmediato sin soltar el cuerpo de Leah.
Ajak, acorralada y claramente dolida se vió orillada a seguir mintiendo, como lo había hecho por tantos siglos.
—Leah tiene Mahd Wy'ry.
—¿Mahd Wy'ry? ¿Cómo, qué no era un mito?— habló Sprite.
—Al parecer no— respondió Gilgamesh.
Druig fue prácticamente obligado a borrar los recuerdos de Leah y Jayle.
Sin embargo, eso no fue suficiente para ocultar la verdad, pocos meses después los recuerdos de esa noche regresaron a la mente de las hermanas, sin embargo, esta vez Leah tomaría control total de la situación, escapando de los Eternos, dejando atrás lo conocido y decidida probar que su existencia no se reducía a lo dicho por Ajak.
Sin despedidas, solo una nota para Druig...
"No seguiré a un líder sin compasión"
Desde ese día las dudas nacieron en Druig, ¿Qué sabía Leah?
Aunque Leah era un potencial peligro para la humanidad según los Eternos, fue prácticamente imposible encontrarla. Incluso para Druig, que luego de creación de su comunidad salía cada tanto solo para buscarla.
Por otro lado, las hermanas, Leah y Jaley, habían encontrado la respuesta a su pregunta, aunque más cruda de lo que imaginaba.
—Ajak murió...
—Ya lo sé Jayle— respondió Leah sin dejar de cocinar— Me entero de lo que tú al mismo tiempo, es consecuencia de que estés en mi cuerpo.
—El surgimiento está pronto a ocurrir— habló Jayle ignorando el mal genio de Leah— Tenemos que buscar a Sersi.
—Lo sé... Pero me preocupa más Druig, que hará el al verme... vernos— recalcó sin saber que sentir.
—Sabemos donde vive— Jayle le robó el control a Leah tomando un abrigo y saliendo de su hogar— Hablar con él antes que con los demás podría darnos tiempo.
—Deja de hacer eso Jayle— gritó Leah desde dentro.
Sin embargo Jayle estaba más concentrada en impulsarse con sus llamas por el aire del cielo...
***
Llegar a Druig no había sido problema, el problema era Leah rehusándose a dar la cara, sin embargo luego de algunas amenazas y concientización por parte de su hermana cayó en cuenta que el destino de la humanidad era más importante que su vergüenza.
Al poner un solo pie en la aldea todo se tornó en silencio, se sintió vigilada, pero no había nadie fuera de las cabañas, siendo que no fue de sorpresa encontrarse frente a frente con Druig de la nada.
—Leah...?
La chica asintió. De inmediato Druig se acercó y sin precedentes la besó.
Claramente no sabía como reaccionar y la risita de Jayle dentro de ella la llevó a la realidad siguiéndole el beso a el dueño de su corazón.
—Druig, yo...
—Sssh— le miró a los ojos— déjame saborear los años que pasaste lejos de mi cariño...
Luego de una tarde entera de cursilerías, según Jayle, la susodicha tomó el control del cuerpo, contándole toda su investigación a la pareja de su hermana.
—Entonces— suspiró— resumiendo. Ajak te dijo la verdad que ella conocía, bueno a Leah— se rascó la nuca— Inventó que tenían Mahd Wy'ry, luego huyeron y llegaron a la conclusión de que no somos creaciones, "mecánicas", como Ajak pensaba, sino, seres raptados por celestiales....
—Sí— Leah retomó el control de su cuerpo— Creemos que nuestra raza real está extinta, además, hace algunos años logramos desbloquear todos nuestros recuerdo, todas las misiones anteriores... En una Jayle murió y de alguna manera Arishem la encerró en mi cuerpo, junto conmigo, al ser mi hermana no fue tan difícil, pero solo lo hizo para no perder sus poderes.
La voz de Jayle se escuchó por un momento.
—Arishem no es un dios, porqué crearía seres imperfectos entonces, es solo un secuestrador. Solo nos utilizó para la producción de celestiales.
—Como sea, estamos juntos ahora. Y no permitiré que desaparezcas de nuevo— Druig tomó su mano con fuerza.
***
Increíblemente los demás Eternos tomaron las noticias de la mejor manera... Todo transcurrió como debería, hasta que un rayo de Ikaris impactó en el pechó de Leah, Druig trató de hacer algo pero acabó al otro lado del lugar.
Jayle sabía que debía hacer... Era su momento de decir adiós.
Encendiendo su cuerpo en llamas se abalanzó sobre Ikaris, sabiendo que Leah estaba inconsciente lo hizo sin remordimiento. Todo eso era contemplado por los Eternos desde la tierra, Jayle daría su existencia por Leah.
Utilizando todo su poder descargó sus llamas en Ikaris, mientras rápidamente el cuerpo de Leah se sanaba, pronto se agotaría y desaparecería por completo de su ser. El poder de Leah era eterno, pero el de Jayle no, ella no era Eterna, ya no.
Dando su existencia se fue... Leah despertó en el suelo, mientras Druig la abrazaba...
—No...— comenzó a llorar.
—Lo hizo por ti.
Nex