1. (M)Orfeo

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El sobresalto que la llevó a sentarse en la cama en mitad de la madrugada vino acompañado de una ristra de escalofríos y una respiración entrecortada. Tratando de calmarse a sí misma, la chica se llevó la mano al pecho y se aferró a la camiseta del pijama que se pegaba a su cuerpo debido al calor que, de repente, empezaba a asfixiarla; como si aquel gesto la protegiera de cualquier peligro.

Akira dejó que su ritmo cardiaco descendiera sin prisas, no en vano llevaba meses poniendo en práctica aquella manera de recuperar la calma. Poco a poco, sin forzar nada, porque era su mente la que se encargaría de relajarse y no su cuerpo, como solía creer; de modo que, cerrando los ojos y soltando con suavidad el agarre de su ropa, intentó concentrarse en el motivo de su desesperada sacudida.

Una pesadilla. Otra más.

Desde la partida de ella no hacían más que repetirse y lo peor era que carecían de sentido o forma concreta para poder entender qué la asustaba hasta el punto de despertarla tan abruptamente. Sus cejas plateadas se fruncieron, molesta por no tener respuestas:

- Maldita sea...

Aquel murmullo fue como una contraseña secreta para liberar las lágrimas que luchaba por contener. Era curioso, ella era capaz de llorar frente a todo un público que aplaudía por tal reacción y su orgullo brillaba como el mismo sol ante ello pero cuando sus lágrimas transmitían auténtica frustración o dolor real, llorar le resultaba un tormento.

Llorar era estúpido, jamás había conseguido nada gracias a ello... Bueno, en realidad sí, sentir el más amargo de los sentimientos y eso era algo que consideraba totalmente innecesario en su vida.

¿Por qué tenía que perder el tiempo en llorar? Y no obstante... ¿Qué otra opción le quedaba para expulsar de su interior aquella sensación de vacío sino era gracias a las lágrimas?

"Llorar limpia el alma ¿Lo sabías? Te sientes mucho mejor después de hacerlo y puedes ver que las cosas empiezan a mejorar." 

Eso había dicho ella mucho antes de que su suplicio comenzara:

- Tsk... Soberana mentira... – Opinaba la Frau Platin.

Porque aunque había intentado llorar con dicha idea en mente en infinidad de ocasiones... Nada se solucionaba con lágrimas, ni los problemas, ni su salud mental ni revertían la marcha de ella.

Y estaba cansada.

Cansada de echarla de menos y de que su corazón no se acostumbrara a su ausencia, cansada de sentir la culpa en lo más profundo de su ser.

Sabiendo como acabaría la noche, Akira se levantó y fue directa al cajón que había bajo su escritorio mientras se limpiaba las lágrimas que caían por su rostro con el dorso de la manga. Allí agarró los auriculares como si se trataran de su único salvavidas y regresó a la cama, tomó su teléfono y conectó el cable que silenciaría para el mundo la pista de música que tenía preparada en segundo plano. Se tumbó de nuevo, aún con un nudo en el garganta que le impedía respirar con normalidad pero ya estaba acostumbrada a ello, lo había sufrido demasiadas veces como para preocuparse.

Entonces miró la pantalla, asegurándose de que la pista en concreto estaba activada con el modo repetición y tras inspirar profundamente, pulsó el play. Antes de que las primeras notas de piano comenzaran a sonar en sus oídos, la peliblanca se había echado el brazo por encima de la cara, dejando a la vista tan solo su nariz y la boca, pretendiendo así, que las lágrimas quedaran selladas bajo el peso de su extremidad.

Aquella melodía la calmaría en algún momento de la noche, siempre lo había hecho. La canción que había grabado furtivamente hacía demasiado tiempo porque, desde la primera vez que la escuchó, no había podido dejar de sentirse arropada y protegida por ella.

Rose Poems [Hiatus / Sin terminar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora