Revelado | JenLisa

Inútiles

Caminaban sin rumbo alguno, o eso creian las dos mujeres, que seguían a la más alta.

-¿Para dónde vamos?-

Pregunta nuevamente la empresaria, ya era la sexta vez que lo hacía.

-¿Para dónde vamos?-

Volvió a preguntar. Lisa se estaba cansado de su actitud infantil, al igual que Jisoo, pero esta ya estaba acostumbrada.

-¿Tú amiga siempre es así de molesta?-

Pregunto ahora la rubia dirigiéndose a la pelinegra.

-Aunque no lo creas, si.-

-Oh, si lo creo. Lo creo demasiado.-

-Estoy aquí, idiotas.-

Ataco Jennie, con sus manos en las caderas.

-Te pareces a uno de los gusanos de la película hombres de negro.-

Ataco ahora la retirada, para molestar a la castaña.

-No sabes con quién te estás metiendo, idiota.-

-Fijate que hasta me tiemblan las piernas del miedo que tengo.-

Jennie iba a explotar su mano contra la mejilla de la otra, pero su plan se esfumó cuando la rubia ya no estaba frente a ella. Todo paso tan rápido, que no se percataron cuando uno de los hombres vino corriendo y se abalanzo sobre Lisa. Ahora ambos peleaban en el suelo, el chico la estaba ahogando con sus manos y la retiraba trataba de zafarse. Jisoo estaba inmóvil, su cuerpo no respondía. Mientras que Jennie buscaba la forma de ayudar, pero le daba miedo. Cuando por fin había encontrado algo con que golpearle al hombre, se acercó y dejó caer el extintor, pero en la cabeza de Lisa.

La castaña llevo sus manos a la boca, sorprendida, así no era como lo había planeado.

-Gracias por eso.-

Hablo el hombre. Se levanto del suelo y se acercó a paso rápido hacia la castaña, tomándola de los brazos.

-Tu vendrás conmigo.-

-No lo creo.-

Respondió Jisoo. Que una vez que había visto la valentía de su amiga, tomo valor y busco el extintor. Ahora esta había golpeado la cabeza del chico, pero no le había hecho nada.

-¡Perra!-

Jisoo retrocedió, asustada. Resbalandose con las piernas de la rubia y cayendo al suelo de nalga.

-Ustedes son tan inútiles.-

Exclamo la rubia. Que con una gran facilidad se levantó y le dió una buena patada en las bolas a el chico. Cuando lo tuvo de rodillas, entrelazó su mano en su cabello y le dió una cachetada sonora.

-Pegas como mujer.-

Soltó el chico con una sonrisa sangrienta.

-¿Lo creés?-

Preguntó Lisa, estampando un puño en su ojo.