Pᴀʟᴏᴍᴀs - Jᴜɴɢᴍɪɴ

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En la oscuridad de la noche viendo la ciudad brillar se encuentra un chico peliblanco recargado en su motocicleta con las manos dentro de sus bolsillos. Hacía aproximadamente cuatro meses que recurría a este mirador para apreciar la ciudad y para esperarlo...

¿A quién? A Jaemin, ese bello pelirosa.

Aún recuerda claramente la noche en que conoció al omega como si hubiera sido hace unas horas.

Siempre tomaba la misma ruta a casa pero esa noche una de las calles que tomaba estaba bloqueada por alguna razón que no averiguó. Tomó una calle alterna y al pasar por ese mirador decidió que era una bonita vista que debía apreciar más tiempo.

Detuvo su motocicleta y se dedicó a ver el lugar en el cual había muchas flores de diferentes colores alrededor, que le daban un bonito toque al lugar y la vista de la cuidad era hermosa.

Se sentó en una banca a apreciar la vista en el silencio de la noche, sintiendo como la brisa le tocaba el rostro y el olor de algunas flores inundaban el lugar.

Escuchó unas pisadas, buscó la fuente del sonido y a unos metros de donde se encontraba, había un chico que estaba concentrado viendo la cuidad tal y como lo hacía él antes de ser interrumpido.

Cuando su estómago gruño en señal de hambre decidió irse a casa, se levantó de la banca y se dirigió a la salida. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de la banca del chico que acababa de llegar, se dio cuenta de la belleza que poseía.

Un perfil hermoso, unos ojos un poco grandes que eran iluminados por la luz de la cuidad, el cabello rosa, unos labios rosados que estaban formando una sonrisa sin llegar a mostrar sus dientes, aproximadamente 1.78 de estatura y también...

Antes de poder seguir analizando el rostro del chico no se dio cuenta de un poste que estaba sosteniendo el nombre del mirador, el golpe causó que cayera al suelo.

—¡¡¡ AUCH !!!— Se quejó en el suelo sujetando su frente con sus ojos cerrados.

—DIOS, ¿Te pasó algo? ¿Estás bien?— escuchó a alguien acercarse.

Sí, claro, la vida era así, ves a alguien lindo, te golpeas con un poste y llega a verte mientras te mueres de vergüenza.

—Sí, creo que solo fue el golpe— Se trago todo su dolor y orgullo para poder responder y abrir sus ojos —Oh, Dios.

—¿Qué pasó?

—Creo que me morí.

—¿Por qué?

—Porque estoy viendo un ángel.

El chico lanzó una bonita carcajada y solo ahí Jungwoo pudo apreciar la hermosa sonrisa que poseía.

—En todo caso yo también estaría muerto, pero hasta donde sé, estoy vivo.

—Oh, entonces estoy vivo— Se sentó en el suelo.

—¿Puedes levantarte?

—Sí— se levantó de golpe y al instante casi cae, hubiera dado en el suelo por segunda vez de no ser porque el más bajo le sujetó su brazo.

—Yo creo que no, te ayudo— se sentaron en la banca donde anteriormente estaba el pelirrosa.

—Muchas gracias, te debo la vida, soy Jungwoo.

—Soy Jaemin, un gusto. Creo que es un tanto exagerado el decir que te salvé la vida.

—Yo lo sentí así pero de todas formas, gracias por preocuparte.

—No es molestia, todo está bien— vio el reloj en su muñeca —Me gustaría quedarme más tiempo pero ya debo irme, fue un gusto, Jungwoo.

—El gusto es mío, Jaemin, adiós.

𝑨𝒍𝒍 𝑨𝒃𝒐𝒖𝒕 𝑱𝒖𝒏𝒈𝒘𝒐𝒐⭒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora