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Mi cara está caliente, mi pecho duele y no puedo pensar bien, dudosa tomo otro inhibidor en el ascensor, para cuándo debo salir me siento mejor, algo lento llegó a mi lugar, mis planes para hoy son simples, solo trabajar, ir a recursos humanos, pedir mi descanso por el celo, seguir trabajando y pedirle a Clarise que me lleve a casa.

Apenas empiezo a trabajar una voz amigable me habla desde atrás, Leila está sonriendo, hoy me siento mejor así que sonrió para ella también.

– Me gusta verte así, supongo que estás mejor– dice ella con honestidad– me quedé preocupada y por un segundo creí que no viniste, no vi tu auto en el estacionamiento.

Desde mi lugar giro un poco para verla a la cara, se que ella no dirá nada de lo que yo le cuente, pero dudo un poco en contarle lo rara que se está poniendo mi vida.
Aunque es de mis pocas amigas, así que terminó cediendo a mi corazón de pollo y le cuento.

–Es que, hoy en la mañana Clarise me visito y aproveche para venir con ella – Leila me mira de manera rara, ella sabe que es mi ex, sabe que tiene pareja y desde luego que casi siempre que ella toca mi mundo algo en mi sale lastimado– sé que no es lo ideal, pero me vino bien, solo eso.

Ella niega levemente con la cabeza, se queda un momento en silencio, parece buscar las palabras adecuadas antes de hablar.

– Bueno, para haber venido contigo, está de muy mal humor.

¿Acaso la vio hace un momento?;

– No me digas que hablaste con ella...

Leila niega rotundamente, haciendo su cabello moverse un poco y antes de seguir hablando mira para ambos lados asegurándose de que nadie escuché lo que está por decir.

– Se estaba gritando con nuestra jefa abajo, la verdad no entendí muy bien de que o porque pero todo el estacionamiento tenía esa aura hostil~

Creo entender de que habla, no se que se traen esas dos entre manos pero tampoco quiero meterme más de lo que ya estoy metida.

– No sé cómo pudiste ser novia de alguien tan frío como lo es Clarise, hasta siento miedo cuando la encuentro en los pasillos– Leila finge un escalofrío y me hace reír un poco.

–Vamos, tampoco es tan mala, solo... Un poco perra, pero nada fuera de lo tolerable ¿Me entiendes?

Vuelve a mirarme inquisitivamente como suele hacer antes de soltar un comentario fuera de lugar.

– Estoy casi segura de que solo la querías por el sexo.

Su comentario es lo esperado pero aún así me deja roja de la vergüenza, pero no la desmiento, hay algo de eso en mi apego a ella.
Cuando la conocí era una Omega joven, ella fue la primer alpha con la que estuve, después de haber estado con Betas durante mis primeros encuentros era normal que me enamorara de un alpha que me hacía sentir bendecida por ser como era, un montón de cosas que la juventud, falta de experiencia y la necesidad Omega de protección me hicieron creer que ella era el amor de mi vida.

– No me quejaré – Digo en voz alta para las dos– ella es buena.

Leila ríe un poco pero en medio de su risa la puerta de nuestra área es abierta dejando pasar a Lenna, pasa de largo por todos en el piso, pero cuando llega cerca de donde estoy sentada sus ojos descansan en mi, su mirada molesta me hace temblar, una mezcla de calor con miedo me roban el aliento.
Ella lo nota y me deja ver una media sonrisa, el rubor de mis mejillas aumenta, puedo oler su felicidad tapar las feromonas agrias que dejó escapar al principio, haciéndome sentir rara una vez más.

La mañana pasa con calma, aparentemente el día de hoy vengo motivada, cuando miro la hora en mi ordenador puedo ver qué son las 12 de la tarde, algo temprano, pero a decir verdad ya tengo hambre, me estiró en mi lugar antes de pararme, está mañana tenía planeado invitar a Clarise a comer conmigo, pero no pude hacerlo, con la idea de ir a buscarla para comer juntas me levanto, hoy está mi jefa directa en el estudio así que debo notificarle que tomaré mi descanso.

DE ALPHAS Y CELO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora