DE ALPHAS Y CELO

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Las luces en la madrugada son tibias, el sentimiento de seguridad que dan en medio de la oscuridad es increíble y realmente me agrada.

Estoy parada en la entrada del motel con el celular entre las manos, acabo de pedir un taxi y ahora solo debo esperarlo, abrazada a mi misma debajo de las luces un montón de secuelas de hace unos minutos me llevan.

Aún puedo sentirlo, no es tan violento como lo fueron otros pero las mordidas en mi cuello dejan claro que tampoco fue gentil, usar y ser usado son cosas diferentes pero con una línea muy fina que las separa.

Si preguntan mi versión yo usé un Beta cuando me sentí abrumada, si le preguntan a él estoy segura de que dirá "me lleve a una Omega a la cama, que genial", seria un ganar ganar si no fuera porque estoy insatisfecha.

Yo siempre lo pensé, los alphas son los únicos capaces de llenar plenamente a un Omega y nuevamente Lenna llega a mis pensamientos "quiero ser especial para ti"

- ¿Especial para mí?...

Murmuró incómoda en mi propia piel.

¿Eso que significa?

Cuando mi taxi llega una alarma en mi celular suena, una vez que me acerco a el coche la conductora me muestra su carnet de género e identificación, tal y como dice la aplicación ella es una mujer Omega así que yo hago lo mismo al momento de subir.

Entre las cosas que a implementado el gobierno están los transportes para omegas, cuando la epidemia de violaciones salió un montón de omegas fuimos víctimas de conductores Betas y alphas que sacaron ventaja de nuestra condición o debilidad, ahora todo es más tranquilo.

Aún recuerdo esa época, yo tendría 21 cuando en las noticias no dejaban de salir notas, omegas violados por conductores, violados en grupos, secuestrados y otros tantos desaparecidos, recuerdo haber sentido miedo durante varios meses.
Así como recuerdo quien me ayudó, por mucho que me moleste lo que somos Clarise y yo ahora no puedo olvidar su compañía.

Cansada de mi misma dejó caer mi peso en el asiento mientras miro por la ventana, el vapor del cristal por mi respiración tapa mi reflejo, ni yo quiero verme.

- ¿Te sientes bien?- la conductora habla desde atrás del volante, mirandome por el espejo retrovisor- si quieres puedo poner música o incluso hablar.

Honestamente estoy dudando mucho en abrirme con ella, en este estado puedo decir de más. Aunque realmente quiero ser escuchada.

–Si, creo que me gustaría hablar un poco.

Ella sonríe amablemente sin apartar la vista del camino.

– Bueno ¿Que haces por aquí? Sin afán de meterme está zona es algo peligrosa, estaba a nada de rechazar el viaje, pero no tuve corazón por la hora.

– Yo viene a despejarme un poco, pero creo que salí más confundida– Levanto los hombros intentando quitarle relevancia a la situación, si no lo hago importante quizá ya no duela– ni siquiera sé cómo se llama este lugar si te soy honesta.

Ella me mira aún sonriendo, sabe bien que hice, cualquier Omega que me viera sabría lo que hice y eso me da miedo, sería tonto suponer que no sabe que me recogió en un hotel.
La vergüenza toma mi cara poniéndola tan roja que la siento caliente.