6. Atisbar.

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Nahima Béirre.

En mi vida le había tenido miedo a los truenos, no hasta que él me hizo sentirlos. De verdad traté de no caer, simplemente no quería caminar por un lugar al que no quería ir pero me es imposible encontrar una salida, porque siempre vuelvo a caer.

Nunca había podido imaginar a alguien atraído por mi; a alguien que cuando piense en mi se emocionara tanto que le provocará una sonrisa con solo eso, siempre era yo quien experimentaba eso pero no la causante.

Él, mi casualidad más bonita pero más peligrosa, ¿cuántas veces traté de no quedar envuelta en esta enredadera?, o más bien, ¿por qué no puedo salir de ahí?

Quise aclararle la atracción que sentía, quería abrazarlo, contarle mucho más cosas, como la vez en la que me hizo cuestionarme de mis sentimientos hacía él o todas esas veces que al llegar a mi asiento a esperar a que el maestro llegará, me colocaba mis audífonos, pero no escuchaba música, más que sus pláticas con su amiga Trinity para saber más sobre su vida, siempre tratando de leer entre líneas para saber si el sentía lo mismo que yo. Quería contarle lo feliz que me hizo cuando él se me acercó la primera vez, no sabía cómo reaccionar, una parte de mi estaba emocionada y nerviosa, sin embargo, la otra tenía miedo, lastima que está última era la emoción que más sentía al verlo tan cerca de mí. Quería decirle que nunca fue mi intención ser tan fría cada que nos encontramos. Quería decirle que el día en que bailamos en la escuela, me hizo sentir la persona más feliz de todo este jodido mundo, pero sobretodo; quería explicarle la verdad, pues aunque me haga sentir una y mil emociones más, no podemos estar juntos por más que quiera, no puedo y no debo.

Solo me queda acostarme en mi cama y esperar a que la lavanda lo proteja por mí y de mí, porque quién sabe, probablemente si nos alejemos cada uno podrá encontrar su verdadera razón de felicidad; y si al final no podemos estar juntos, juro que todos mis sentidos se alegrarán porque fue parte de mi vida aunque sea en algunos lapsos, porque dejarlo ir no significa dejar de olvidarlo.

Todo esto quería decir, cuando de mi boca solo salió un "la atracción fue mutua".

Al igual que él, también deseo que un día pueda sentarme a su lado a ver el atardecer y explicarle las razones por las que no podemos ser nada, por más que duela merece saber la verdad y merece algo mejor que Nahima Béirre; no hay mucho que pueda ofrecerle, el tiempo no me lo permite.

Aidan Gallagher.
Último día de clases.

-La vida tiene cosas increíbles, la música, los atardeceres y sobretodo- Nahima hizo una pausa a la lectura que el profesor de tutoría le había pedido leer-, algunas personas- en ese momento me volteo a ver, nuestras miradas se cruzaron pero me era complicado sostenerla, así que desvíe mi mirada.

-¡Uhhh!- me susurró Trinity, ella aún tenía esperanzas de que tuviera algo con Nahima-. ¿Y esas miraditas?

Justo en ese momento terminó el módulo de tutoría, continuaba el de deportes. El año escolar estaba por acabar y nunca hicimos algo más que correr a lo tonto por toda la cancha.

-A ver todos- gritó el maestro después de ponernos a hacer el calentamiento-, pongan atención. Vamos a hacer una actividad, llamada congelados.

-¿Ese no es un juego para niños?- mencionó un compañero.

-¡Sí pero es diferente!- exclamó-, ya que andas muy preguntón, corre a ver si en la cafetería venden donas rellenas con chocolate, y si hay, me traes dos, una nunca es suficiente- sacó dinero de su billetera y se lo entrego. Al chico no le quedó más que ir en busca del encargo del maestro-. Tener dos opciones son como tener dos pareja, si una no está puede estar la otra- se burló de su pésimo y propio chiste-. Hablando de parejas, jugaremos de esa manera.

Ascalapha | Aidan Gallagher - Fanfiction  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora