VII. Aprendiendo a besar

544 53 10
                                    

Resumen: Baji le cuestiona a Chifuyu por qué no lo besa de una vez

# de palabras: 2098

.

.

.

.

—Oye, Chifuyu, ¿por qué todavía no me besas?

Si no estuviera hablando con una persona menos perspicaz podría simplemente fingir que no escuchó bien, preguntar qué fue lo que dijo y a lo mejor, la otra persona se retractaría y cambiar sus palabras. Pero en este momento está compartiendo el espacio con Baji, ese Baji, y sabe que no tiene escapatoria alguna.

Aunque la pregunta es bastante rara, si alguien le pedía opiniones. Chifuyu traga duro antes de atreverse a hablar.

—¿A qué te refieres, exactamente?

Se fija en el chico sentado junto a él, frente a un costado de la pequeña mesa que han armado sobre el suelo de la habitación de Chifuyu. Se fija en cómo Baji lo mira desde la posición donde se encuentra, agachado contra la mesa y la cabeza recargada sobre sus brazos cruzados, más atento (seguramente desde hace mucho rato) en los movimientos de Chifuyu que en su propia tarea.

—A que te he dado varias oportunidades para hacerlo, y no las has tomado —Baji responde, sin trabas y con determinación, aunque parece algo perezoso cuando lo dice—. Así que me pareció que debía preguntar qué ocurre.

Chifuyu está a punto de soltar algo como qué, Baji-san, ¿de verdad piensas que me gustas de esa forma? con el tono de voz arrogante que utiliza para enfrentarse a sujetos más grandes y mayores que él. Pero es más probable a que Baji sea premiado con un diploma al mejor estudiante a que Chifuyu diga todo eso. Porque es imposible, y porque le ha quedado claro que se ha dado cuenta de que lo tiene enamorado a niveles desorbitantes, que lo trae enfermo de amor.

Probablemente no se dio cuenta él solo, claro que no, a lo mejor se lo hizo ver alguien todavía más astuto que él (quizás Draken, Mitsuya, incluso el mismísimo Mikey). Aunque también era culpa de Chifuyu, porque no sabía disimular, pero tampoco contaba con que la gente se diera cuenta de que no se despegaba de él nunca, y como miraba a Baji como si fuera la persona más asombrosa del mundo (y vamos, que lo era) cuando peleaba o incluso cuando hacía cosas ridículamente normales como jugar con Peke J o la mascota de Pah.

Ahora mismo Chifuyu debería sentir pánico, o terror, o nervios por haber sido descubierto. Pero es casi todo lo contrario porque se trata de Baji hablándole en tono de voz baja y de manera suave, cosa que nunca hace con casi nadie (las excepciones son pocas: animales, mascotas, las hermanas de Mitsuya, la hermana de Mikey), así que no puede sentirse alarmado cuando lo escucha. Además, es una carga menos sobre sus hombros. Un secreto ridículo que no tiene que guardar más.

También piensa que, si estuviera realmente en problemas, Baji habría dejado de hablarle ni bien enterarse, pero ahí estaba, sentado a su lado esperando una respuesta.

Chifuyu es casi conocido por sus reacciones impulsivas cuando se trata de Baji, y puede que este momento no sea la excepción. Es todo o nada, es lo que piensa.

—Para ser sincero, no lo sé, Baji-san —le dice, dejando a un lado su libro y lápices de una vez—. Puede que me preocupara tu reacción.

—Ya veo.

Chifuyu traga de nuevo.

—O, quién sabe, tal vez me hace ilusión que... tú me beses primero, no sé.

Trata de no mirarlo, porque quiere hablar coherentemente y no parecer patético, y si hace contacto visual con esos ojos fieros podría congelarse. Pero se obliga a mirarlo cuando Baji habla.

BajiFuyu One-Shots [Tokyo Revengers]Where stories live. Discover now